la historia no revelada (Ediciones B) es una compleja radiografía sobre el
multimillonario saqueo que sufrieron Bogotá y otras regiones del país por
contratistas y la clase política. El autor, el periodista Felipe Romero, arma
con minucia y rigor investigativo el rompecabezas de esta historia truculenta.
Un gran reportaje que ahonda en una serie de increíbles sucesos que la opinión
pública desconoce. Ante la fragmentada información de los medios de
comunicación este libro es una opción real, para conocer el macrocosmos del
escándalo.
exalcalde Samuel Moreno, su hermano Iván, el grupo Nule, un excontralor
distrital, contratistas como Emilio Tapia y Julio Gómez, el excongresista
German Olano, el abogado Manuel Sánchez, el exviceprocurador General de
Gómez Pavajeau, el exviceministro de Transporte Gabriel Ignacio García, el
exministro de Transporte Andrés Uriel Gallego, la exgerente del IDU Liliana
Pardo, el exjurídico del IDU Inocencio Meléndez, el concejal José Juan
Rodríguez, el exasesor jurídico del Presidente Uribe, Edmundo del Castillo,
entre otros personajes, desfilarán por esta publicación. Un libro valiente,
pujante y revelador, que acude a la crónica, a la entrevista, a la anécdota, al
dato certero, para relatar una historia que es necesario conocer para no
repetir la ignominia que nos gobierna.
estuvo el abogado Manuel Sánchez a
través de su empresa Sánchez Abogados. Durante más de dos décadas su nombre
permaneció vinculado a toda clase de proceso de contratación que inmiscuyera a
pero de una manera oculta. Sólo hasta hace un año Manuel Sánchez salió del
anonimato en el que siempre se movió. Su nombre quedó al descubierto por cuenta
de las declaraciones de uno de los miembros del cartel de la contratación de
Bogotá. Desde ese momento su nombre comenzó a brillar con luz propia y a
adquirir un protagonismo clave en la investigación que adelantan los órganos
judiciales. Para mediados de 2012
de
lo citó a entrevista a raíz de las declaraciones de Germán Olano en
Justicia, en las que el excongresista se refirió a la financiación de la
campaña de Samuel Moreno Rojas como candidato a
puños impecables. Siempre lo acompaña una sonrisa y un tono de voz fuerte. Es
amable, alegre. Habla con frescura, como si no le debiera nada a la justicia, a
pesar de que es consciente que planeó varias actuaciones irregulares en
compañía de los miembros del cartel de la contratación para beneficiarse
ilegalmente de la contratación del Distrito.
Samuel Moreno, se refiere a que en mi apartamento se reunían contratistas,
algunos empresarios y otros políticos a compartir y departir con Samuel Moreno
y con Andrés González, en ese entonces candidato a
Ahí nos encontrábamos también con Orlando Parada, Ángela Benedetti, Jorge Durán
Silva, Jorge Ernesto Salamanca y Germán Olano —puntualiza, al tiempo que
manifiesta que efectivamente él ayudó en la campaña de Samuel Moreno recogiendo
plata de empresarios y que además prestó su nombre para que a través de su
empresa Sánchez Abogados se pagaran las comisiones a políticos y se giraran
grandes cantidades de dinero a las campañas a
Cundinamarca y al Concejo de Bogotá.
empresarios Miguel, Manuel y Guido Nule venían escalando en el mundo de los
negocios a un ritmo sorprendente. Su historia en el mundo empresarial se
remonta trece años atrás cuando los hermanos Manuel y Miguel fundaron, en su
natal Sincelejo, a MNV (Manuel Nule Velilla). Era su primera empresa, una firma
de ingeniería civil con la que se iniciaron en el mundo de la contratación
pública. Sus primeras obras fueron pequeñas, insignificantes en términos de remuneración
económica si se les compara con las megas obras que
el gobierno del Presidente Álvaro Uribe Vélez.
primos Nule ya contaban con una solidez económica que les permitió crear nuevas
empresas como Bitácora Soluciones y Gas Kapital, al tiempo que fueron
adquiriendo otras para ir dándole forma a un conglomerado empresarial que en
pocos años llegaría a la cúspide de la contratación pública en Colombia.
grupo Nule creó Aguas Capital, empresa con la que ese mismo 2002 controlaría la
red de distribución del Acueducto de Bogotá en el norte de la capital.
primos Nule continuaban de lleno en los negocios de la construcción y del
manejo de suministro de gas, Miguel, Manuel y Guido decidieron que el negocio
del agua también representaba buenos dividendos así que se dieron a la tarea de crear más empresas. De esta forma nacieron
Aguas del Alto Magdalena, Aguas de Macondo y Aguas Kapital Cúcuta, entre otras,
que les permitieron al Grupo Nule acceder a contratos para construir acueductos
en varios municipios del país, que finalmente tuvieron inconvenientes en su
ejecución como sucedió con la mítica Aracataca.
agua llegaría a sus casas por dentro de un tubo, los habitantes de la tierra
que Gabriel García Márquez inmortalizó en Cien
años de soledad deben pagar todos los días 3.000 pesos para tener agua en
sus casas, líquido que llega en carrotanque. Sólo un 35% de la población tiene
el servicio de acueducto.
adjudicado el contrato de la doble calzada Bogotá–Girardot, las obras en el
tramo que correspondía de Bogotá al municipio de Fusagasugá y que estaban a
cargo exclusivamente de las empresas del
grupo Nule comenzaron a evidenciar retrasos. Este era el primero de muchos
avisos de que algo andaba mal en el holding empresarial que controlaban los
nuevos reyes de la contratación en Colombia.
Para el momento en que debían comenzar la ejecución del contrato, MNV y Gas
Kapital no contaban con el dinero suficiente para financiar las obras. En una
jugada audaz y que contó con la complacencia de altos funcionarios del gobierno
del presidente Uribe,
Dirección Nacional
encarga de administrar los bienes y dineros incautados a las mafias del
narcotráfico en Colombia, les hizo un préstamo por una valor de 26 mil millones
de pesos.
fue en ese momento la salvación de los primos Nule, que lo recibieron como un
milagro, pero en el fondo no era más que un salvavidas con el que sólo lograron
ganar tiempo. Eran dineros incautados del narcotráfico a los que se les terminó
dando una destinación distinta a lo que ordenaba la ley. Esos dineros
terminaron costeando las obras de la misma nación a través de unas empresas
privadas. Dicha deuda tuvo que ser solucionada por el empresario Fuad Char, que
no tuvo más opción que salir en defensa de su hijo Alejandro Char, ex-alcalde
de Barranquilla y cuñado de Guido Nule, para evitar que terminara en la
cárcel.