El Rincón del Poeta

Palmeras 
Juan Vicente Piqueras (España) 
Nacemos de la sed. 
Somos palmeras que van creciendo a fuerza de perder 
sus ramas. Y sus troncos son heridas, 
cicatrices que el viento y la luz cierran, 
cuando el tiempo, el que hace y el que pasa, 
ocupa el corazón y lo hace nido 
de pérdidas, erige 
en él su templo, su áspera columna. 
Por eso las palmeras son alegres 
como los que han sabido sufrir en soledad 
y se mecen al aire, barren nubes 
y entregan en sus copas 
salomas a la luz, fuentes de fuego, 
abanicos a dios, adiós a todo. 
Tiemblan como testigos de un milagro 
que sólo ellas conocen. 
Somos como la sed de las palmeras, 
y cada herida abierta hacia la luz 
nos va haciendo más altos, más alegres. 
Nuestros troncos son pérdidas. Es trono 
nuestro dolor. Es malo 
sufrir pero es preciso haber sufrido 
para sentir, como un nido en la sangre, 
el asombro de los supervivientes 
al aire agradecidos y estallar 
de alta alegría en medio del desierto. 
Sísifo sin embargo 
Es triste que el destino de un hombre sea Sísifo, 
que hayamos de llevar sobre los hombros 
la misma piedra siempre, que parece 
ya nuestro pensamiento, y tropecemos 
en ella tantas veces como vidas 
quisiéramos tener y sin embargo. 
Es triste trepar riscos cargados de razón 
y dejarla caer al alcanzar la cumbre 
para después volver al mismo error 
un día y otro, como el alma al vicio, 
condenados a ser, sedientos, quienes somos: 
quienes quisimos ser y sin embargo. 
Es triste repetirse como la misma historia, 
dar vueltas a la noria, día y noche, 
moliendo una manera de ser y de mirar 
que te lleva a sufrir y a hacer sufrir. 
Llevo mi piedra en mí, mi pensamiento, 
y dentro yo, esperando ser tallado, 
esculpido, salvado y sin embargo.


Deja un comentario