Así, como una rosa que no ha marchitado,
pero tampoco florecerá.
Con falta de espinas,
pero también de pétalos.
Mi alma, perforada por una cruel bala,
que ha sido forjada con un ego ingrato.
Como un ángel, con sus alas arrebatadas,
y su felicidad aniquilada, me lleno de amargura.
Me vuelvo invisible de un momento a otro,
para evitar las miradas,
para huir como un fracasado,
con la sonrisa decaída y la mirada decepcionada.
Y así es como mis suspiros se desvanecen,
en un aire de decepción.
Abrumado en malos pensamientos,
y aislado en una habitación,
Ahora esto es entre mi sombra y yo…
Juan Espitia
Bogotá, Colombia
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