Nélida Baros F.
Copiapó, Chile
¡Alfonsina!
Nunca supo tu corazón
que una oruga devoraba la sangre
y los huesos
ensombrecía la joya
de tu boca
y esfumaba los caminos.
La barca de tu oscura angustia
entró en el silencio vertiginoso
la mirada luminosa se tiñó de
tristura
un incendio en la memoria
preparó el rito del suicida
dueña del aire
volcaste los ojos
al interior de un pozo
muda y sola
hundiste el rostro en una máscara
sin pasado, sin futuro
te pusiste
el sombrero blanco y vestida
de auroras
te llevaste el poema
y lo sembraste en la playa.
El viento arrastró las nubes
el cielo palideció
una miríada de estrellas
se vino encima
el alma rompió el espacio
como un grito salvaje
y el cuerpo quedó flotando
como una corola de rosas
sin pétalos, dejando sólo tu perfume
y la música de tus palabras.