Despedida del mercenario
Enrique Buenaventura (Colombia)
Después de matar gente sin mirar a quien, después de asolar pueblos, después de asesinatos y masacres y habiendo recibido de los ricos, de los dueños de la tierra, de los ganaderos, de los raspachines, de los narcos, montañas de dinero. Después de habernos enfrentado a la guerrilla exponiendo mi pellejo por defender a los ladrones del gobierno, después de tan patriota y patriotero y de haber servido como mercenario los intereses del imperio, abandono las armas y me entrego. No, no soy un lobo que se pone su piel inofensiva de cordero. Siempre he sabido quienes son los amos y conocido a los arrodillados. Yo, a mi turno, me arrodillo, me arrepiento, me doy golpes de pecho. Adiós, tanta sangre derramada. Soy inocente. Defendí la propiedad. Atrás dejo un millón de cadáveres y de huesos.