El sentir
Francisco Vélez
Al relajado ciprés, majestuoso le siseo
como si fuera una santo que se ha escapado
por el campanario para beber el gozo de la vida.
También los dioses hacen furtivas escapadas
y calculan sus dividendos con los banqueros
en las trastiendas donde se trafica lo humano.
Banqueros y dioses se reparten plato y manjar.
(Y no digo cama redonda por parecer vulgar)
Mas no pienso ahora en traficantes y voceros
prefiero estar soñando el alba de la mañana,
pensar como el amor es herida que consuela,
un venero que corre húmedo y tembloroso,
defendiéndose para no ser devorado por la masa.
Seguro que por eso el amor arropa y da entereza.