Jorge Consuegra
El escritor Pablo Montoya habla de su presencia en Centroamérica Cuenta
Por: Ileana Bolívar R.
Pablo Montoya es uno de los escritores colombianos que participa en el V Encuentro de Narradores Centroamérica Cuenta que se realiza en Nicaragua hasta el 26 de Mayo.
El autor, que por primera vez viaja al país centroamericano, dice llegar con muchas expectativas a este encuentro literario en donde espera tener un mayor acercamiento con el lector y conocer lo que allí se está escribiendo.
Montoya, ganador de premios como el Rómulo Gallegos (2015), el José Donoso (2016) y el premio de Narrativa José María Arguedas (2017), ofrecerá varias conferencias sobre música y literatura, además de su relación con Albert Camus y el vínculo entre la literatura francesa y la latinoamericana.
La obra de Montoya es tan amplia que abarca varios géneros como el cuento, la poesía, el ensayo y la novela. También es reconocido por sus traducciones de escritores franceses y africanos publicados en diferentes revistas y periódicos de América Latina y Europa.
¿Con qué expectativa llega a Centroamérica Cuenta?
Es la primera vez que viajo a Nicaragua y estoy contento de poder conocer la tierra de Rubén Darío y de participar en este importante evento creado por Sergio Ramírez. Voy a conocer una ciudad y sus gentes, y a un público inquieto por las labores literarias. Me alegra, además, que la comunicación con Centroamérica Cuenta se dé a través de la literatura francesa y de las relaciones entre música y literatura. También voy interesado en lo que se está escribiendo en este país, pues a excepción de la obra de Sergio Ramírez conozco muy poco.
Es necio concebir un mundo sin la inmigración. Ellos, nosotros, todos somos inmigrantes. Lo somos, de entrada, en nuestro paso por la vida y por el planeta
¿Cómo será su participación en este evento literario?
Daré una conferencia sobre mi relación con Albert Camus. Leeré un texto que escribí sobre mi visita a la tumba de este escritor en Lourmarin. Desde esta suerte de crónica de viaje y ensayo lo que hago es desplegar mi valoración de la vida y obra de Camus. Valoración que no desconoce, por supuesto, la polémica. Igualmente, tendré un conversatorio sobre las relaciones entre la literatura francesa y la latinoamericana a propósito de las influencias dejadas entre nosotros por Malraux y Camus. Por último, participaré en otra mesa sobre música y literatura, tema que atraviesa una buena parte de mi obra.
Este año en Centroamérica Cuenta se hablará sobre migración, diáspora y diversidad bajo el lema «Nosotros los otros», ¿cuál es su reflexión al respecto?
Es necio concebir un mundo sin la inmigración. Ellos, nosotros, todos somos inmigrantes. Lo somos, de entrada, en nuestro paso por la vida y por el planeta. Lo somos a través de nuestras relaciones permanentes con los otros. La vida es desplazamiento, crisis frecuente por el movimiento de los individuos y las colectividades. Vivimos, por otro lado, en un exilio incesante. El siglo XXI inició tejido por las maneras en que este fenómeno se ha presentado. Pero no solo es el siglo XXI, es en realidad todos los siglos desde que el hombre existe. Yo leo la Biblia y veo inmigrantes por todas partes. Leo los grandes poemas épicos de la antigüedad y veo gente que se mueve de un lado a otro buscando una mejor patria. Leo la gran literatura contemporánea y ahí está esa formidable herida y esa intensa sed de esperanza y desolación. Lo demás, lo que dicen los poderosos, o quienes creen habitar un espacio sólido y sin trabas, es mendaz.
La literatura, sin embargo, procura traspasar estas fronteras ideológicas, religiosas, lingüísticas y geográficas, a través de la recreación de los grandes dramas humanos
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Pablo Montoya. Fotografía de Sofía de la Rosa |
¿Cómo la literatura puede derrumbar muros entre las naciones?
Lo viene haciendo con la palabra oral desde tiempos remotos. Lo hace desde la palabra escrita más recientemente. El asunto de las naciones es una cuestión de hace dos siglos acaso. Y solo ha demostrado, este asunto de países separados por fronteras, que el modelo es cuestionable. La literatura, sin embargo, procura traspasar estas fronteras ideológicas, religiosas, lingüísticas y geográficas, a través de la recreación de los grandes dramas humanos. Y lo hace desde la expresión de la crisis y el dolor, y desde la epifanía y los abrazos. Ha sido así desde siempre y lo seguirá haciendo porque necesitamos vernos reflejados en esas historias convulsas con que se ha tejido la literatura
¿Cómo han recibido los lectores nicaragüenses su obra literaria?
La verdad es que ignoro cómo ha sido esta recepción. Fuera del interés de Sergio Ramírez por mi persona y mi obra no podría decir mayor cosa. Supongo, no obstante, que se conoce Tríptico de la infamia por los premios que ha ganado.
¿Que ha cambiado para Pablo Montoya después de recibir importantes premios literarios?
Nada en lo que tiene que ver con mis convicciones literarias: escribir una obra fundada en la poesía. Nada en lo referente a los temas que trabajo en mis libros: la relación entre arte, literatura e historia. Nada en mi visión que tengo del escritor: un ser disidente, rebelde, crítico con los poderes que manipulan y alienan. Pero mucho en las maneras de mi vida de todos los días: viajes y más viajes, entrevistas y más entrevistas, compromisos y más compromisos. La evidencia que más me preocupa de estos premios es que el tiempo para escribir se reduce peligrosamente.
¿Qué está leyendo y qué libro le recomienda a los lectores de Libros & Letras?
Como soy profesor universitario estoy dando un seminario intensivo sobre Gabriel García Márquez en la Universidad de Antioquia. Estamos trabajando el período que va de Ojos de perro azul hasta Cien años de soledad. Ahora estoy releyendo La hojarasca. Una excelente novela para un muchacho de veinte años. Llena de aciertos por todas partes, a pesar de la fuerte influencia que hay en sus páginas de Faulkner. El último gran libro que leí es Contra toda esperanza de Nadiezhda Mandelstam. Un formidable testimonio sobre la grandeza y la dignidad de la poesía en tiempos del horror comunista soviético. Hacía tiempo no me conmovía tanto un libro. Y esta conmoción que tuve siempre fue empujada por esa mezcla de desgarramiento y lucidez que caracteriza la escritura de Mandelstam. A mi juicio, es uno de los grandes libros del siglo XX.
Foto de Pablo Montoya por Sofía de la Rosa.
*ILEANA BOLÍVAR RUIZ.
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