Desde la cultura hemos denunciado la guerra y sus prácticas más sucias, siempre guiados por un compromiso indeclinable con la convivencia pacífica.
El Manifiesto Cultural por la Paz cumple un año y miles de firmas de respaldo a la decisión de contribuir a la paz desde el arte y la palabra. Continuemos firmando y movilizando nuestro Manifiesto Cultural por la Paz hasta que las armas se silencien y florezca el debate democrático.
Los firmantes, vinculados a la creación, producción, circulación y gestión de diversos sectores y expresiones artísticas y culturales, de manera conjunta y pública expresamos al país:
Nuestro trabajo en multiplicidad de esferas artísticas y culturales, ha tenido y conserva en esencia la pretensión de contribuir al desarrollo nacional entendiendo que éste se basa, no solo en estadísticas de crecimiento económico o en frases de cajón, sino en alternativas reales para la superación de formas de exclusión y de brechas sociales históricas cuyo debate sigue en pie.
- Entendemos nuestra labor como propuesta para la expresión de la pluralidad simbólica, étnica y existencial de las múltiples naciones que conviven en nuestro territorio, el ejercicio de derechos humanos de naturaleza individual y colectiva, así como para la vitalidad del patrimonio cultural con sentido contemporáneo.
- Más allá de una mera o parcial concepción de intelectualidad, las dimensiones artísticas y culturales gestionadas desde iniciativas personales, sociales y públicas, han abierto escenarios de solución pacífica de conflictos, trabajo organizado, respeto al medio ambiente, desarrollo de capital humano y reequilibrio en el diálogo internacional, entre otros.
- Habiendo nacido y crecido en la vida nacional en un contexto de conflicto social, político y militar de escasas o casi nulas recordaciones de tregua en donde las víctimas principales han sido la sociedad civil y la verdad, reconocemos el derecho a la paz como un precepto inalienable e indispensable de la democracia.
- Reconociendo la multiplicidad de causas del degradado conflicto, sin desestimar nunca el deber de profundizar en la memoria o en el derecho a reclamar sanción para los perpetradores de infames hechos de la violencia, coincidimos con la mayoría de colombianos en la necesidad de alcanzar acuerdos hacia la paz.
- Entendemos que el diálogo iniciado hace más de tres años en La Habana – Cuba entre el Gobierno y las FARC con garantes internacionales, no obstante la complejidad que entraña, es un camino necesario y ojalá irreversible en procura de un primordial escenario de paz.
- Manifestamos, en consecuencia, el apoyo a la persistencia de la mesa de diálogo Gobierno – FARC, en la espera de acuerdos sensibles y próximos en la ruta de la paz y de la deseable vinculación a este o a otros procesos similares por parte de la guerrilla del ELN.
- Apremiamos, por lo tanto, a las partes en esa mesa de discusiones y a los diversos sectores políticos libremente actuantes, a deponer no solo las armas, sino las palabras cargadas de más confrontación.
- Consideramos indispensable ampliar en el diálogo en curso la participación de la sociedad civil, no solo mejorando hacia ésta los canales de una información oportuna, rigurosa y veraz, sino permitiendo escaños de deliberación y consulta.
- Ofrecemos en la búsqueda de la paz nuestras únicas armas: arte, reflexión y palabra.
Firma: http://chn.ge/29aC89u
Gonzalo Castellanos V.Gestor de políticas culturales y sociales en países latinoamericanos. Autor del Manifiesto.