Un adiós a José Salgar

Luis Fernando García N./ Bogotá. Tiene especial resonancia en la vida
de los mortales la interjección adiós. Es, con frecuencia, entrar en un vacío
infinito, quedar huérfano de una presencia vital, de una lumbre, de una voz
facultada que nos brinda con serenidad y sensatez la seguridad que pocas voces
nos pueden ofrecer. Despedir a José Salgar tiene ese doloroso sentido, pues no
solo el periodismo sino el país pierde un maestro portentoso. Apenas estas
palabras para expresar mi tristeza. En algunas circunstancias el silencio
esparce un sentimiento más hondo y trascendente.  

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