Por: Édgar Bastidas Urresty.
Un hombre con una personalidad excepcional como Casanova, por sus aventuras y conquistas amorosas, que sobrepasaron el centenar; por sus innumerables viajes por Europa, que parecían no tener fin; por sus relaciones diplomáticas de la importancia de Federico II de Prusia, Catalina la Grande de Rusia; por sus relaciones intelectuales, notablemente con Voltaire, Rousseau, con quienes intercambió ideas y libros; con músicos como Mozart, a quien asesoró en el libreto de Don Giovanni, no podía pasar desapercibida, para sus contemporáneos, ni para la posteridad, de ahí que su nombre se haya convertido en un mito o leyenda universal, a la altura de Don Juan, aunque difiera de él, en aspectos como el amor físico e ideal.
Su condición de jugador, de inventor de loterías; de practicante de la piedra filosofal, del esoterismo, de la cábala, de la magia, de la masonería, son otras facetas de su personalidad, que la complementan, así le hayan procurado maldiciones, persecuciones y cárcel, pero también dinero para sus placeres y su subsistencia.
Casanova sobresale también como escritor, no solo como el autor de Historia de mi vida, que fue colocado en 1789 y 1798 en el Índex de los libros prohibidos, a la que debe su fama de seductor, sino de otros libros de interés, entre ellos el que cuenta su fuga de la prisión de Los Plomos, que por las circunstancias en que se produjo se convirtió en una leyenda.
La literatura que se ha escrito sobre Casanova es abundante, y de él se han ocupado novelistas, ensayistas, sociólogos, psicólogos, psiquiatras, sicoanalistas, el cine, para tratar de explicar su personalidad en todas sus dimensiones, en una tarea que parecería inagotable.
De ahí el interés por escribir este libro, que abarca no la obra en su conjunto de Casanova, que daría para un trabajo de nunca acabar, sino algunas historias de sus Las memorias, recreadas a partir de esta obra, y de los libros citados en la bibliografía, de Las mujeres de Casanova, El gran seductor y las mujeres que amó, de la escritora inglesa Judith Summers, en especial, libro al que le debo mi reconocimiento, por sus ricos aportes.
Las historias se seleccionaron en cierto orden cronológico, desde las primeras tentaciones que tuvo Casanova, por su despertar sexual, y la sucesión de conquistas, en las que llama la atención las cinco hermanas, la relación incestuosa con la madre e hija, la seducción de una monja, y como excepción, unas mujeres adultas.
El seductor veneciano, prefería y se apasionaba por las adolescentes para desflorarlas, y sumarlas a su lista de conquistas y en ese plan, no hacía discriminaciones sociales, porque también hacía el amor con prostitutas.
Pero en sus pretensiones no siempre fue correspondido, y hasta estuvo a punto de suicidarse por el amor frustrado de la Charpillon, y de otras muchachas.
En Casanova, no todo fue sexo, porque también tuvo amores ideales, como Henriette, el amor de su vida, o la condesa de Roggendorf, por las que suspiró como un adolescente.
Una historia está dedicada a un castrati, sobre cuyo sexo, existían muchas dudas, pero que el final, Casanova también sedujo.
Otra, tiene que ver con Voltaire, a quien Casanova, quería conocer como un gran ideal, y a quien visita en las afueras de Ginebra, y entabla unos diálogos sobre Ariosto, y otros autores clásicos, no siempre concordantes.
Para una mayor aproximación, el libro hace un retrato de Casanova; un paralelo de este y Don Juan, la descripción de Venecia de la época, y las circunstancias de la muerte del gran seductor.
Si el libro, que acaba de ser publicado por UNIEDICIONES, en su colección EROTIKA, y es distribuido por la librería Ibáñez, contribuyera a un mejor conocimiento de los amores de Casanova, y de su obra literaria en menor grado, el autor se declararía satisfecho.