Por: Natalia Escallón Liévano / Bogotá.
En la actualidad el arte conceptual está en auge y nos podemos preguntar cómo es que un concepto prima sobre un hecho estético. A partir de los años 60s los artistas conceptuales crearon obras y escritos que descartaban las ideas más tradicionales del arte, proponiendo que la idea de ellos es la verdadera obra artística.
Estas ideas son hijas de las vanguardias como el cubismo, el dadaísmo y el expresionismo abstracto. Los artistas fueron ampliamente influidos por las ideas del minimalismo llevándolas a tal extremo de idealizar el concepto concebido por la mente del artista para que no fuera necesario mucho más. Es la pureza de la idea lo que lleva al arte conceptual a tales alturas hasta desmaterializar el arte.
En el arte conceptual el espectador forma parte fundamental de la obra porque es él quien la completa. El artista concibe la obra y la exhibe ya sea en una galería o en un museo, pero considera que la obra no es nada si no hay nadie que la aprecie y la complete. Es aquí, que el espectador cobra gran importancia y si lo analizamos realmente ninguna obra está completa sin él. Una obra de Leonardo DaVinci no existe si está guardada en un ático cubierta de polvo y nadie está allí para apreciarla. Somos nosotros los que le damos valor a las piezas y sin el espectador se podría decir que el arte no existe. Sin un receptor se pierde el propósito de conmover y por ende también se pierde la intención artística y es precisamente esto lo que defienden los artistas conceptuales.
Este es el caso de la obra de Joseph Kosuth, “One and threechairs” donde el artista se cuestiona qué es la obra de arte, el objeto en sí, la definición del objeto o la reproducción del objeto. En este caso el artista no hizo el asiento, ni escribió la definición, ni tomó la fotografía. Lo que hizo fue la instalación, poner los tres juntos y exhibirlos, lo cual hizo cuestionarlo sobre el quehacer artístico y si esto es arte, ¿Cuál entonces es la representación más acertada del objeto? Y esto es precisamente lo que el artista pretendía desde un principio, hacer que el espectador se cuestionara. Al exponer estas tres alternativas logró que un simple asiento se convirtiera en un objeto de debate y una plataforma para explorar nuevas formas de expresión.
A continuación les comparto otras obras de artistas conceptuales que vale la pena tener en cuenta y analizar.
Dibujo de Kooning Borrado (1953)
Artista: Robert Rauschenberg
Un Kilómetro Vertical de Tierra (1977)
Artista: Walter de Maria
Grapefruit (1964)
Artista: YokoOno
¿Qué opinan ustedes? ¿Es esto arte?
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