Jorge Consuegra estuvo en Panamá para la presentación de la novela El lunar eterno de Javier Riba Peñalba.
Tomado de El Panamá.com Sentado con una taza de café entre sus manos, ataviado con una guayabera manga larga y un pantalón en negro. Así lucía el periodista, escritor y catedrático universitario colombiano Jorge Consuegra en una reciente visita a Panamá. Un hombre amable y sencillo, dos cualidades que salieron a relucir solo con un saludo.
Consuegra registra en su hoja de vida poco más de 35 años dedicados al periodismo cultural, tanto en su natal Colombia como en el resto de Latinoamérica.
La visita de este promotor cultural al istmo tuvo como principal objetivo acompañar al escritor panameño Javier Riba Peñalba, quien presentó recientemente su tercera novela: El lunar eterno.
Se pone cómodo, coloca la taza sobre una mesita de vidrio y madera en la librería Exedra Books, se dispone a contar datos de sus vivencias sobre una de sus fieles compañeras: la cultura.
Al hablar de sus inicios en la cultura y, sobre todo en el mundo de los libros, hace referencia a que América Latina tuvo una época linda que fue el famoso boom literario gracias a escritores como Julio Cortázar, Gabriel García Márquez y Jorge Amado.
Esa época ayudó a que el Viejo Mundo descubriera al continente americano en materia de ficción, y ese boom se ha prolongado hasta nuestros días, comentó el también director de la revista Libros y Letras.
Con una mano puesta en su barbilla y acomodando sus lentes de aros café, sonríe y continúa la plática.
– ¿Hay pocos patrocinadores culturales en la región?
– Infortunadamente es lo peor que hemos tenido. La prensa debería trabajar más, ya que se dedica a otros aspectos. Por ejemplo, en Colombia hay demasiada influencia política, económica, de espectáculos y poco de promoción cultural. Hace falta más promotores y más personas que quieran los libros. En esto hay que ser demasiado terco.
– ¿A qué velocidad se mueve la literatura?
– Muy lenta. Es un infortunio que mientras el deporte y la política van a 200 por hora, la cultura sea pírrica y mínima. Esto perjudica, sin lugar a dudas, el proceso intelectual y de renovación.
– ¿Cuál es el panorama de la literatura panameña?
– Cada vez que tengo la oportunidad de venir a Panamá lo hago con el mayor de los gustos. Sigo creyendo que teniendo personas como el profesor Ricardo Arturo Ríos y centros literarios que ayudan mucho a la promoción del libro, que la gente quiera mucho más al libro y se apropie de él. En Centroamérica, Panamá lleva una buena ventaja.
– ¿Hay escritores buenos que se están quedando en el anonimato?
– Sí, muchos se están quedando en el anonimato, y la cifra es grande. Esto se debe a la falta de promoción.
– ¿Qué es lo que no le puede faltar a un escritor?
– Leer todos los días insistentemente, afanosamente y fatigosamente. Además, debe tener el gusto de hablar con los lectores y con otros escritores.
– La revista Libros y Letras, ¿cómo ha logrado mantenerse?
– Yo creo que se requiere de mucha terquedad. Colombia llegó a tener 36 revistas culturales, una cifra elevada, hoy hay solo tres. Se ha convertido en un ícono, donde sacamos 10 mil ejemplares y los regalamos. Es a veces complicado comprar una revista, entonces tenemos el gusto de decir “le regalamos la revista, pero entérese de los libros y de la actividad cultural y no solo de Colombia, sino de América Latina”.
– ¿Está trabajando algún nuevo proyecto?
– He estado publicando una serie. Primero fue Bogotá curiosa, libro que les sirvió a los bogotanos porque era de las curiosidades de la ciudad. Luego salió Colombia curiosa, que también le fue bien. Pronto para la Feria del Libro en abril saldrá Curiosidades de las historietas, un libro interesante pues es un poco de sociología, mostrando cómo a partir de la Segunda Guerra Mundial hubo mucha incidencia sociológica con las historietas y también mucho humor político.