Por: Alfonso Lobo A./ Bogotá. ¿Por qué tememos morir? ¿Por qué hay tanto temor a la muerte? ¿Por qué aceptas lo que no has experimentado? La desgracia del ser humano es el nacimiento, no la muerte. La muerte es el final del sufrimiento para todo ser vivo, bien sea un burro o un Premio Nobel.
Nace el bebé y al minuto llora, bien para que le den de comer o porque le duele algo o porque tiene fiebre o frío, en fin, desde que salimos de la matriz el sufrimiento, con la primera respiración, se hace presente. Ese llanto es el comienzo de la esclavizante dependencia de un cuerpo-mente que demanda cuidados, comida, bebidas, medicinas, ropa, sueños, promesas, codicia, deseos…los cuales se prolongarán hasta la muerte.
Cuando hemos tenido una experiencia dolorosa: una enfermedad mortificante, una cirugía difícil, una quiebra económica, una desengaño profundo, la pérdida de un ser amado, etc., está justificado que haya el temor a que se repita, cosa que no es cierta porque el karma no se repite. El temor es el recuerdo del dolor. Así es que cuando recordamos las experiencias que nos han causado un gran sufrimiento, tememos que se repitan. Entonces… ¡Cómo es que temes a la muerte si no has tenido la experiencia de la muerte! ¿Por qué temes lo que no has experimentado?
¿Cómo es posible tener miedo a lo que no se ha experimentado? Este es un temor totalmente conceptual. Temor infundado por las religiones, por el falso espiritualismo, por los conceptos filosóficos y, en general, por toda la cháchara que hemos escuchado desde niños. Y si has leído la Divina Comedia, de Dante Alighieri, el temor se multiplica exponencialmente, ya que según este imaginativo escritor, después de la muerte nos espera un infierno repleto de sufrimientos de todos los tamaños, colores y sabores.
El temor que experimentamos no es a la muerte en sí, ya que no hemos muerto y hemos regresado para decir que esa es una experiencia muy dolorosa la cual no queremos repetir. ¡El temor es a la forma como vamos a morir! El temor es a lo desconocido, porque a lo conocido el hombre no le teme. Tememos morir en medio de un sufrimiento muy grande, como lo es una enfermedad terminal y prolongada, como el cáncer.
Si vamos en un avión tememos que se caiga y morir en medio de un gran dolor. Si nos enfermamos y nos llevan al hospital a una operación tememos morir. Si vamos en un tren o por una carretera tememos a los accidentes en los cuales podemos morir desangrados. La mente siempre está puesta en la muerte, esto es así debido a que nutrimos diariamente este concepto con todo lo que leemos, por los noticieros de televisión, películas, cine y con lo que nos dicen sobre la muerte.
El temor es a: ¿cómo vamos a morir?, ¿dónde vamos a morir?, ¿de qué voy a morir?, ¿moriré sólo o con gente a mi lado?, ¿será una muerte dolorosa?…El temor a la muerte es sólo eso… ¡un temor!, ¡no una experiencia real! Así que no te compliques la vida, no te tortures pensando en esto que en la película del destino, la hora, el lugar y la forma como vamos a morir ya está editada. El que nace, no sabe que ha nacido y el que muere no sabe que ha muerto.
¡Morir es el fin del sufrimiento!¡Bendito sea Dios que inventó la muerte sino estaríamos condenados a una eterna senilidad acompañada de dolor y sufrimiento!