Héctor Hiroshi Muratalla Sánchez
Ciudad de México
Pasa el cuervo petulante
El ser humano luce carente
Poca alma, largo sufrir
Sus palabras no logran inferir
Lo que el canto del cuervo sí.
La masa rosa se mueve sin parar
Las alas negras no dejan aletear
Larga la espera para llegar
Costosa resulta la holgazanería.
El hombre contempla aquella negrura
Anhela algún día volar sin penas que aclarar
Desea ser petulante como aquella ave
Sin palabras que le desgasten.
El arma en su sien se para
El gatillo con estruendo libera
La bala en la consciencia se impacta
El cuervo pasa, volando, petulante.
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