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Lucas Ariel Leyva
existe un sentimiento que es cercano a la asfixia… empieza por una agitación y luego la garganta se comprime y así el pecho se comprime dentro también. El instinto animal te impulsa a seguir respirando, una, dos, tres, tantas veces hasta que tus músculos van perdiendo la fuerza por la falta de oxigeno o por el nerviosismo del asunto. Sigue así hasta que los hombros no sostienen los brazos, las piernas se cansan en cualquier posición y llegan a dolerte partes que no sabías podían doler. Después de un tiempo de intentar concentrarte o respirar naturalmente o no perder los estribos notas que tu respiración es cada vez mas corta y suave, si habría que definirlo con palabras diría que el aire es un delgado hilo de luz intermitente, cada vez más delgado e intermitente. Luego la transpiración, la irritación, es mucho más recomendable escribir que hablar ya que cada palabra te quita otro poco de aire… Así vas sintiendo como te ahogas, sin terminar de morir, todos los días…