La muerte de la niña
Gocho Versolari (Argentina)
El dolor es una niña que muere en un banco rectangular de la estación Un estertor mueve sus trenzas y la madre llora sin saber que el crepúsculo trae sombras de montañas de cenizas de otros hijos que han muerto y ciernen los cadáveres el reflujo brillante de los kalpas. En la estación, la mirada de un gliptodonte azul nos congela mientras otra bestia verde nos vuelve a la vida y el dolor es caer de monstruo a monstruo, mientras el humo de la tarde nos penetra hueso a hueso Hay un dejo de desolación en los trenes que llegan y se alejan aún cuando los habitantes cuelguen guirnaldas en las vías y llenen de trinos la mañana. Hay en todos un dejo de tristeza y aunque no la vean sienten que la niña muere. No piensan en salvarla , sólo les bastaría volcar un retazo de pájaro en sus ojos o blandir en su corazón esa tormenta que alborote la sangre ; que la llene de luces y rompa los silencios. El dolor no cesa y la estación se llena de agua que no llega de la lluvia, pero que fluye y no perdona las viejas ruedas de acero, los rieles y todo lo que estalla y se mece en forma de amasijo circular En la sala de espera ha muerto la niña El pueblo la vela y la llora a pesar de sus risas. Esta noche otra idéntica niña se acostará a morir arrojando sus sombras a los árboles a los ríos a los gatos callados, a la noche que asesina aves mientras custodia las estrellas.