“Réquiem para un Reloj”
Exhausto se paró el reloj,
más el tiempo no esperó por él,
mientras sus manillas paralizadas
por su amor tenas agonizaban.
Cada uno de sus engranajes,
cada gota de aceite que corría
por su mecanismo, intacto,
vacio, con alma pero muy frio.
Y así se fue su tiempo,
el reloj su último segundo dio,
no pudo entender nunca el porque
su misión era marcar el infinito.
Solo entendió que era del tiempo,
el reloj soñó, soñó que su último grano
de arena caía, y dejo simplemente de
existir, aunque simple su existencia era.
Adrián Lara
Zulia, Venezuela