El Rincón del Poeta

Pablo Valencia

Medellín/Colombia

Y que erijan cenotafios en mi honor, de todo tamaño y color, donde puedan visitarme sin tener que visitarme.

Que los erijan en la ribera de los ríos, en los altos páramos y en los precipicios para que la permanencia sea turbia.

Que los hagan quienes gusten de ello o quienes me recuerden, con cualquier objeto que se le presente, y que me haya complacido -o no- en vida.

Que concurran viciosos, vagos, errantes y bohemios de todos los mundos, pues no quiero seguir teniendo decencia en la muerte.

Que hombres contemporáneos y futuros sufran con la duda de mi identidad, pues no soy ni seré reconocido. ¡Y con justa causa!

Que valiosos amigos reciten sus pensamientos, y los enemigos execren mi memoria; que se expresen con libertad y gusto, como nunca lo hice yo.

Mejor ¡no hagan nada! al fin y al cabo ya estoy muerto.
Soy un irrealizado.

¡Qué abrumadora invasión de tristeza!

Cenotafio, cenotafio… ¿Mi vida por un cenotafio?

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