Juan Manuel Zuluaga
Gustavo Álvarez Gardeazábal no ayudaron por medio de su novelístisca a comprender la guerra partidistas que azotó al país en el siglo XX
Por: Jorge Consuegra (Libros y Letras)
Cuando Juan Manuel Zuluaga descubrió la literatura, quedó realmente fascinado y desde ese entonces, no ha dejado de estudiar, investigar, analizar y hasta de solicitar una beca en el país del norte para sumergirse mucho más en ese mundo maravilloso de las metáforas.
Hoy es alma y nervio de la Revista Cronopio en la Internet y es, sin lugar a dudas, una de las páginas más visitadas en este campo, no sólo por el diseño, sino también por la calidad de sus colaboradores, todos especialistas en sus respectivos campos: poesía, cuentística, danza, dramaturgia, cine, etc.
– ¿Cuándo te empezó a picar el mosquito por la cultura?
– Creo que toda la vida. Mi amor por la cultura y los libros viene desde muy pequeño. Pero creo que en buena medida viene de mi papá que todas las noches de mi infancia me leía un cuento infantil (Perrault, Andersen o algún relato indígena prehispánico) y de mi abuelo materno. Se llama Leoncio y pasábamos tardes leyendo El Quijote. Con él hubo un libro que me marcó a los 12 años: La isla del tesoro de Robert Louis Stevenson. Ese libro fue determinante porque marcó la pauta para volverme un devorador de libros. En ese sentido, la cultura siempre ha estado presente en mi vida. Estudié en el Colombo Británico en Envigado y recuerdo que escribía obras de teatro infantiles y juveniles en primaria y bachillerato. Recuerdo que hacía casting entre mis compañeros, hacíamos las obras con buen tiempo de preparación y las presentábamos ante todos los niños del colegio en el Aula Múltilple. Asimismo también escribía cuentos. También me encantaba la música y cantaba ante todo el colegio. Con el profesor de música, montaba canciones de Serrat, Pablo Milanés, Los Beatles, etc. Es decir, la cultura, las expresiones artísticas, el teatro, la literatura, la buena música, de una manera u otra, han estado presentes en mi vida.
– ¿Cómo ves la cultura en Colombia?
– Creo que es difícil definir el concepto de “cultura”. Cultura podría ser lo que nos define como pueblo, comunidad, país, nación, Estado. En buena medida podría estar relacionada con algún mito fundacional que no defina como nacional. Si hablamos de la “cultura” de los libros, del ejercicio intelectual de reconocernos y analizarnos por medio de las expresiones artísticas, podríamos delimitar un poco la respuesta. En ese sentido, en lo literario, creo que hubo autores claves- en la época del boom latinoamericano- que nos ayudaron bastante para comprende nuestra esencia: García Márquez nos enseñó mucho sobre las guerras civiles en la Colombia del siglo XIX, nos habló de historias donde la religión más importante era la vida misma, nos diseccionó el poder. Autores como Gustavo Álvarez Gardeazábal no ayudaron por medio de su novelístisca a comprender la guerra partidistas que azotó al país en el siglo XX. Mejía Vallejo nos dio cátedra con sus novelas sobre la empecinada colonización antioqueña. Álvaro Mutis nos habló de parajes desconocidos que para muchos colombianos eran paisajes de ensueño. En literatura me apasiona mas lo viejo que lo nuevo, me gusta más lo que hicieron nuestros viejos escritores -en la década de los 60 y 70- que los proyectos emprendidos por los nuevos escritores. No obstante, es una cuestión de gustos, de preferencia de estilos: no estoy demeritando el trabajo de las nuevas generaciones, sólo que no me identifico tanto con la literatura cosmopolita que se hace en la actualidad. En el ámbito musical (que también es cultura), creo que en Colombia (bajo la repetición y complacencia de los medios de comunicación) se privilegian más los géneros populares que la música de calidad. La música entra a la mente en estas latitudes por repetición. En Colombia carecemos de una óptima apreciación musical que nos lleve a deleitarnos con los grandes compositores de la música (los románticos, los decimonónicos, los clásicos, incluso los grandes compositores de nuestra tierra los desdeñamos: Jaime R Echavarría, por ejemplo, una Chabuca Granda en el Perú, un Yupanqui en Argentina) y entonces por facilidad nos quedamos con lo que ofrecen las emisoras populares. En materia pictórica hay un gran desconocimiento sobre los pintores y artistas plásticos que analizan nuestra realidad por medio de sus obras. En dramaturgia, hay pequeños guetos en las principales ciudades del país que le apuestan al buen teatro y tienen seguidores que asisten mes a mes a sus montajes que van desde el mejor teatro moderno hasta las mejores obras del teatro clásico. Aún queda mucho por hacer en materia cultural en Colombia. Por ejemplo, incentivar la cultura del “libro de bolsillo”.
– ¿Cómo es la actividad cultural en Medellín?
– Medellín en cuestiones culturales estaba bastante rezagada. Se sigue difundiendo más lo “popular” que lo verdaderamente cultural. Un concierto de reggeaton es un evento masivo, un concierto de Mozart es un evento con buena presencia de público, pero nunca de las proporciones multitudinarias que tendría una presentación de música guasca y de despecho. En Medellín, la gente está muy acostumbrada a los eventos gratuitos. Prefieren ir a ellos (sin tener en cuenta la calidad de los mismos) que asistir a cualquier presentación pagando las entradas. El ámbito cultural en Medellín ha sido un poco árido. No obstante, se ha venido dando desde 10 años atrás un renacer de la cultura literaria, musical, teatral, que aún no es representativa para una población de 5 millones de habitantes (si se tiene en cuenta toda el Área Metropolitana). En el ámbito literario, organizaciones como la Corporación Otraparte (guardiana del pensamiento de Fernando González) ha sido determinante para posicionar libros, eventos literarios, charlas, conferencias, Fiesta del libro y la Cultura. De hecho, Revista Cronopio tuvo su lanzamiento en Otraparte, la antigua casa finca del maestro Fernando González. Por eso estamos inmensamente agradecidos con ellos. Por otro lado, la Universidad Eafit ha sido un motor determinante para impulsar la cultura en la ciudad a través de eventos gratuitos de calidad: grandes conciertos con músicos talentosos de conservatorio, obras de teatros, exposiciones de arte. El Museo de Arte Moderno de Medellín y el Museo de Antioquia también han sido claves para educarnos en materia pictórica. El Festival de Poesía de Medellín es uno de los más grandes del mundo. Ya hay un buen número de sitios web virtuales que se han venido preocupando por difundir la cultura en la ciudad. Se han hecho avances notables; no obstante aún queda mucho por hacer en una ciudad que sólo lleva un renacer cultural de una década.
– ¿Cómo es tu actividad cultural en Medellín?
– Me gusta asistir a ciclos de películas en algunos cineclubes de la ciudad. En ese sentido, me encanta coleccionar películas por director y analizar su obra. Lo mismo me pasa con los escritores. Soy muy metódico: me gusta leer de sus primeros textos hasta los últimos para analizar la evolución de sus obras y sus estilos. Soy un apasionado el llamado boom latinoamericano. Por eso, soy un visitante habitual de las anticuarias del centro. Me encanta asistir a conciertos de cámara en Eafit. Soy visitante de festivales culturales: me encanta el Festival Internacional de Poesía, el Festival de Cine de Santa Fe Antioquia, entre otros.
– ¿Cómo surgió la idea de hacer esta revista virtual?
– Yo estaba estudiando periodismo en la Universidad Pontificia Bolivariana. Recuerdo que en IX semestre (2006) junto a Santiago Cárdenas -fundador conmigo de Cronopio-estábamos viendo una materia llamada mentalidad emprendedora. Había que desarrollar un proyecto de emprendimiento y presentarlo como trabajo final del curso. Solo teníamos un mes para desarrollarlo y pensamos en una revista virtual. Era muy poco tiempo para montar un proyecto en Internet y optamos por presentar una iniciativa en comunicación organizacional. No obstante, la idea de la revista quedó flotando en el aire. Después empecé a hacer mi práctica en la corresponsalía de El Tiempo en Medellín, Santiago se fue para el Diario del Otún en Pereira. Luego yo trabajé en el periódico Vivir en el Poblado. Siempre que Santiago y yo nos encontrábamos en un chat o el venía a pasar vacaciones en Medellín, salía a relucir el tema de una revista virtual, pero nunca aterrizábamos la idea. En el 2008 decidí quedarme todo ese año en Australia. Un mes antes de viajar, estaba en un consultorio médico, en una sala de espera y de una manera extraña, me vino a la mente la idea de la revista. Pero pensé en una revista que tocara todo tipo de temas abordados por expertos y peritos. Que los lectores encontraran expertos hablando de política, literatura, cine, ciencia. Llamé entonces a Santiago y le gustó la idea (el se vendría a vivir de nuevo a Medellín 5 meses después). Llamé a Esteban Galeano, ingeniero forestal que trabajaba en ese momento con los laboratorios de clonación vegetal de esa universidad y lo invité para que se encargara de la sección científica de la revista. Aceptó la propuesta con gusto. Galeano nos presentó a Juan Andrés Alzate, filósofo de la Universidad Pontificia Bolivariana, profesor de lenguas muertas en la Universidad de Antioquia, que también llegó al proyecto como editor. Yo me fui para Australia y la idea se quedó quieta un tiempo. Regresé al país al cabo de 10 meses y de inmediato los reuní a todos. Ahora el problema era el diseño: queríamos un diseño fresco, bonito, de vanguardia, llamativo y todos los diseñadores nos cobraban un ojo de la cara y nos teníamos mucha plata en los bolsillos. Queríamos que el diseño incluyera la revista como tal, un blog de opinión, una agenda cultura de Medellín (ya tenemos también de Bogotá), una galería de fotografía e ilustración. Ana María Correa, una amiga comunicadora, me recomendó a un diseñador gráfico llamado Andrés Álvarez. Cuando le expuse el proyecto, creía que nos iba a costar mucho el proyecto. De manera sorprendente, me dijo que quería hacer parte del proyecto como socio. A la idea se sumó Juliana Mejía, trabajadora social y compañera de una maestría en ciencias políticas que hicimos en la Universidad Pontificia Bolivariana. Empezamos entonces desde diciembre del 2008 una etapa de planeación del proyecto (definir las secciones de la revista, Andrés Álvarez le empezó a trabajar al diseño, escoger el nombre de la publicación). En Mayo del 2009, presentamos la revista en la I Parada Juvenil de la Lectura en Carlos E. Restrepo ante 20 personas. Luego hicimos un lanzamiento oficial en la Casa Museo Otraparte: presentación que fue realizada por el escritor Memo Anjel. De ahí cada mes hemos publicado una edición mensual de 30 artículos con temas variados. Revista Cronopio es leída por 13 mil personas aproximadamente en el mes. Contamos con 7000 fans en Facebook. Cronopio es un sueño hecho realidad, es nuestra filosofía, nuestro apasionamiento. También hemos hechos eventos de reflexión y debate en asocio con la Universidad Pontificia Bolivraiana y la Universidad Eafit.
– ¿Quiénes trabajan en ella?
– Actualmente solo estamos 4 socios (Santiago Cárdenas, Andrés Álvarez, Juan Andrés Alzate y yo).
– ¿Cómo se hace el plan de cada edición?
– Procuramos adelantar ediciones. Por ejemplo ya tenemos preparadas la ediciones 21 (saldrá a mediados de Junio) y la 22 (Julio). Ya estamos en la recepción de artículos para la edición 23. Todos los integrantes de Cronopio, somos cazadores de correos electrónicos de personas que se dedican al arte, la cultura, la literatura, el cine, la ciencia. Contactamos a los escritores por correo-e, los invitamos a participar en el proyecto con algún texto o relato. En promedio yo envío entre 80 y 100 correos diarios en busca de escritores. Publicamos tanto escritores de renombre como muchachos con talento que están comenzando en el ejercicio de la escritura. Cada mes hacemos una edición que dura dos días. Es como leerse un libro 200 páginas en un día pero editándolo. Nos encantan las ediciones porque aprendemos muchos de temas variados, de problemáticas que desconocíamos. En Cronopio sumando las 20 ediciones publicadas hasta la fecha, si fuéramos a publicar un libro saldría entonces un texto superior a las 5 mil páginas. Ya tenemos la satisfacción de recibir artículos de escritores que no conocemos y que nos envían sus creaciones desde los lugares más insospechados e inhóspitos del mundo a cronopiorevista@gmail.com
– ¿Cuál ha sido la mayor satisfacción de la misma?
– Publicar un “Especial sobre Cortázar” que cuenta con la participación de escritores reconocidos que analizan la obra del creador de Rayuela. Escritores como Sergio Ramírez, Eduardo Berti, Andrés Nueman, Gustavo Arango, Elena Altuna, entre otros, escriben sobre Cortázar. Y la publicación de un manuscrito inédito del propio Cortazar (texto que fue cedido por su primera esposa al escritor Gustavo Arango). A él le estamos muy agradecidos por cedernos el texto y escribir una serie de entregas que cuentan la manera cómo obtuvo el texto en Madrid. También nos sentimos orgullosos de la publicación de más de 60 escritores latinoamericanos reconocidos. También, gracias a la ayuda de Ileana Bolívar de Ediciones Urano, hemos publicado textos de Le Clezio, Murakami, Almudena Grandes, John Connolly, entre otros.
– ¿Es un homenaje al gran Cortázar?
– Es un verdadero homenaje a Cortázar. Somos admiradores de su obra. Somos cortazarianos de corazón. La filosofía Cronopio está en nuestra esencia: tenemos alma de niños, todo lo cuestionamos, no nos casamos con ningún tema. Somos seres verdes y húmedos. Respetamos todas las opiniones y tendencias y esa es nuestra línea editorial. Es un homenaje al maestro Cortázar con todas las de la ley. En la parte superior del sitio web, le hacemos un homenaje con el “Especial” que ya te comenté. Admiramos su capacidad lúdica para crear situaciones entre los personajes, la lúdica que se da entre lectores y personajes. Ese espíritu lúdico y narrativo también está presente en la Revista Cronopio.
– ¿Cuál es el objetivo, a largo plazo de la revista?
– Posicionarnos cada vez mas en Internet. Y en un futuro ser una editorial que le apueste a publicar novelas, libros de ensayos y a construir eventos grandes de ciudad en materia cultural. Una buena noticia: esta semana ya somos marca registrada amparados por la Superintendencia de Industria y Comercio. Es todo un logro.
– ¿Cómo ha sido la recepción de los visitantes?
– Revista Cronopio es leída aproximadamente por 13 mil lectores mensuales. Tenemos la meta de ampliarlos a 20 mil lectores en un año.
– ¿De qué países llegan más visitas?
– Colombia, México, España, Argentina, Perú, Paraguay, Chile, Bolivia, EUA, Uruguay, Costa Rica y El Salvador. Inclusive nos leen en Alaska y Australia.