Entrevista, Maureén Maya III parte


Maureén Maya
Manuel Cepeda no era un victimario. Fue un ciudadano inocente asesinado doblemente por razones políticas
Por: Jorge Consuegra (Libros y Letras)
III Parte
En esta tercera parte, la historiadora, periodista e investigadora Maureén Maya nos habla de las razones que la impulsaron a escribir sobre el magnicidio de Manuel Cepeda Vargas en su libro Camino minado (B), explica que este es un testimonio a través del cual se intenta reivindicar la memoria del país. Da explicaciones por las cuales el ex mandatario en lugar de pedir perdón a la familia del ex senador, lo que hizo- y muy burdamente- fue agraviarlas nuevamente con declaraciones que desdijeron mucho en su momento y que no correspondían a él como dignidad y mandatario.
– ¿Qué te impulsó a sentarte a escribir sobre este caso?
– A la necesidad de desafiar el silencio impuesto y la criminalidad encubierta del Estado colombiano, de rescatar a las víctimas del olvido o de la calumnia y dignificar la memoria de Manuel Cepeda, se sumó la convicción de Alfonso Carvajal y la confianza de la editorial. Fue Carvajal quien impulsó la redacción de un libro que podría haberse dilatado durante muchos años. Era importante recordarle a un país, azotado por la falsedad informativa y silenciado por el miedo, que Manuel no era un victimario, que fue un ciudadano inocente asesinado doblemente por razones políticas; primero fue asesinado por efectivos de las Fuerzas Militares que actuaron como sicarios a sueldo en complicidad con los paramilitares y luego fue asesinado de nuevo cuando se intentó justificar su crimen con calumnias y distorsiones sobre su actividad política. Sin embargo, éste no es un libro de denuncia; es más bien un testimonio a través del cual se intenta reivindicar para la memoria del país, la dignidad, la lucha, la coherencia y el coraje de quienes han sido sacrificados inútilmente en esta guerra, la abierta y la clandestina y de quienes luchan por lograr justicia y verdad sobre los hechos de violencia padecidos. Escribir textos y realizar investigaciones que rescaten la memoria de las víctimas, también tiene que ver con la creencia de que la memoria que nos transforma, necesariamente se construye desde el dolor y que no podemos ignorar ese dolor, entre otras razones, porque los daños causados, superan los casos individuales, y producen graves efectos colectivos. Todos somos responsables de la construcción de esa memoria social del dolor.
– ¿Por qué la actitud del señor Uribe Vélez que en lugar de pedir perdón terminó agraviando a los familiares?
Uribe como representante de un proyecto mafioso, en el que se afirma que el fin justifica los medios, y que a partir de esta premisa se puede violentar a una sociedad, burlar principios democráticos, y pasar por alto a la justicia, no puede reconocer la existencia de las víctimas de su propia apuesta; pues para nadie es secreto, que si alguien ha defendido el proyecto paramilitar, lo ha alimentado y ha justificado la acción criminal contra defensores de derechos humanos y opositores políticos, ha sido Uribe. Él adolece del juicio, la audacia y el decoro que se requieren para pedir perdón a las víctimas y reconocer la responsabilidad del Estado por sus múltiples crímenes, tanto por acción como por omisión. Igualmente se debe reconocer que para Uribe contra el crimen de Estado es ir contra sí mismo; y además es claro que le falta cordura, humildad y decencia.
– ¿Quiénes deben leer Camino minado?
– Todos los que sepan leer y les interese conocer no sólo apartes dolorosos de la historia de nuestro país, sino la valerosa lucha que los familiares de una víctima tuvieron que asumir para llevar el caso ante las instancias judiciales y los tribunales internacionales con la esperanza de lograr justicia, y que el Estado -a través de sus representantes- reconociera lo que siempre ha querido negar (la existencia de crímenes de Estado) y se viera obligado a asumir su responsabilidad, a pedir público perdón y a cumplir con su deber de dignificar a las víctimas y esclarecer los crímenes. La muerte del Senador no fue un caso aislado en la espiral de violencia del país; es parte de un plan de exterminio que nos confirma que éste fue -como lo expuso el perito Michael Reed– un crimen de sistema. Este libro no sólo busca rescatar para la memoria del país la figura de Manuel Cepeda Vargas (como hombre y como político), sino que intenta convertirse en esperanza y estimulo para las millones de víctimas que creen, con sobradas razones, que nunca podrán lograr justicia. 
– ¿En Colombia continuamos caminando por caminos minados?
– Cada vez más minados. La guerra, como las técnicas del dolor y sufrimiento o como la máquina de la muerte, aceitada por los poderes vigentes, se hacen cada vez más sofisticadas y el enemigo (léase aquel que con violencia se opone a los derechos de otros seres humanos e impone sus propios intereses sobre los de las mayorías) se mimetiza mejor. La precaria presencia de un Estado, dominado por el crimen organizado, permeado por la mafia y que desde hace tiempo comprendió que podía eliminar la diferencia sin asumir responsabilidades por estos delitos, ha llevado a la degradación tanto de las instituciones como de la sociedad en general. Ello no implica que al interior de éstas (instituciones y sociedad) no existan personas decorosas, valientes, comprometidas con el cambio social y el desarrollo humano, pero los detentores del poder son quienes manejan los hilos y son ellos, en últimas, el hombre de atrás. La teoría sobre la autoría mediata en la ejecución de crímenes, en especial sobre aquellos que se ordenan desde los gobiernos, determina que estos crímenes son ejecutados mediante la instrumentalización de terceros que siguen una orden de mando superior que casi siempre logra evadir la acción de la justicia. El hombre de atrás es justamente quien emplea la maquina del poder para llevar a cabo un exterminio sistemático como el ocurrido con la UP. 
– ¿Por qué un libro sobre Manuel Cepeda?
– ¿Por qué no? Manuel Cepeda era un ser humano extraordinario, fuerte, indomable, de carácter y lucidez sorprendentes; combativo, creativo y profundo en sus disertaciones. Un ser humano integral y ejemplar en muchos aspectos de su vida tanto pública como privada. El caso Cepeda además de ser emblemático, por tratarse del último senador asesinado del movimiento político UP, de recoger el horror de la violencia y la impunidad tras el genocidio perpetrado contra este partido político, sintetiza la fuerza y la resistencia de las víctimas; en este caso encarnado en Iván Cepeda y demás familiares del Senador. Este caso es particularmente interesante porque allí se condensan hechos que reflejan buena parte de nuestra tragedia y también se dan pistas sobre la existencia de hechos y posibilidades que trascienden la limitada comprensión humana. El caso Manuel Cepeda, se trata de un crimen motivado por razones ideológicas, un crimen cobarde que fue justificado bajo el argumento de que quien profesa una ideología errada o contraria a lo establecido o a lo políticamente correcto no tiene derecho a vivir; y a ello se sumó la intencional parálisis de la justicia o su sometimiento a los violentos, la complicidad del Estado y su intención de garantizar el olvido y la impunidad, colocando al servicio de esta causa, los recursos del mismo Estado. De otra parte, la aparición de hechos coincidentes y de pistas que parecen fortuitas que develan el epicentro del crimen y que parecieran remitirnos a un imaginario sobrenatural; le asignan a este caso en particular un carácter especial a la historia que incluso, nos trasciende. 
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