Entrevista a una poeta sueco-colombiana

No. 7149, Bogotá, Viernes 7 de Agosto del 2015

Entrevista a una poeta sueco-colombiana

Por: Efer Arocha / París, Mayo de 2015
La poeta Ángela Inés García se trasterró hace añales al seno del territorio nórdico, imperio de lo níveo que le imprime a los valores culturales terrígenos una exquisitez misteriosa propia de los mitos vikingos que siempre estamos ávidos de descubrir cada vez que el transcurrir de la vida nos brinda la ocasión; de ahí que consideremos a Ángela una privilegiada del destino que le permite disfrutar de valores tan distantes al trópico colombiano.
-Ángela, cómo te parece el sol de esta tarde parisina.
– Se parece bastante a una tarde en Malmö por estos mismos tiempos, sólo que quizás allá hay un poco más de viento por estar junto al mar. Siempre se piensa que Suecia es toda nívea, pero se olvida que tiene un sur, Skåne, la provincia de la cual Malmö es capital y cuya temperatura es bastante semejante a la del resto de Europa, haciendo la salvedad que en verano todavía no llega a 40 grados como suele suceder en el sur de España. Pero disfruto mucho Paris y Francia siempre que vengo, entre otras cosas porque tengo excelentes amigos que me hacen sentir en casa.
-Cuáles han sido tus mayores congojas y tus mejores placeres.
– Congojas y placeres están relacionados con aciertos y desaciertos de comunicación. Si miro hacia atrás en mi vida los momentos más sombríos son aquellos en que no he podido ver bien al otro o no he sido bien vista. Hablo de entendimiento, más que de comprensión. Y en muchos terrenos, a nivel del trabajo, en el universo familiar, en el amor. Lograr un encuentro, un entendimiento con alguien es una dicha incomparable. Lo contrario puede ser una tragedia total.
Ahora se ha vuelto interesante divulgar secretos, cuéntanos el momento en que conociste a los hombres.
– Desde que tengo memoria conozco a los hombres, tanto como a las mujeres, lo cual no significa que los conozco a ambos suficientemente. El ser humano siempre será el enigma mayor. Pero ya sé que te refieres a ese modo de conocer a los hombres. El erotismo empezó en la adolescencia, como una curiosidad, pero sólo con el matrimonio empezó mi conocimiento erótico verdadero. Como ves no es una historia que de origen a revelaciones picantes. Yo era bastante joven cuando me casé y venía de una formación cristiana, mis padres fueron muy celosos y yo no tenía un espíritu muy aventurero, parádojicamente con lo que ha sido mi vida posterior, caracterizada por estar lejos de casa y viajando mucho.
-Cuéntanos que fue lo que te llevó a convertirte en la poeta que eres hoy.
– El amor por la literatura, por los escritores, por la apasionante vida humana. La necesidad de verse a sí misma como una parte de esa experiencia colectiva, esa parte de la cual nadie más que una misma conoce los detalles más intrincados. La necesidad de registrar desde este hilo que cada uno lleva, lo que el mundo es. La conciencia de ser. El deseo de ser siempre otra, la mujer deseada por mí misma.
-Todos los poetas tienen un poeta preferido, cuál es el tuyo y por qué.
– Tengo muchos poetas preferidos que son como faros, pero sobre todo interlocutores, esos que uno considera maestros sin dejar de ser nuestros iguales. Están en un nivel superior, pero al mismo tiempo están siempre ahí, cerca, diciéndote insuperablemente eso que necesitas para reconocer tu propia trayectoria y tu propia voz. Son los escritores –porque también oigo la poesía en los narradores- y poetas que han sabido nombrar la contradictoria naturaleza humana sin contemplaciones, con crudeza pese a la delicada y contemplativa escogencia de un lenguaje y un estilo. Puedo nombrar a Gérard de Nerval, Baudelaire, Antonin Artaud, Fernando Pessoa, Pizarnik, Odiseas Elytis, José Angel Valente, Rosario Castellanos. Otra vez haciendo las listas…
-Hay en Suecia un poeta que se le considere el poeta nacional.
– No se puede hablar de un poeta nacional en Suecia, pero ha habido poetas que han reunido simpatías mayoritarias en ciertos momentos, Bellman que le ha dado el nombre a uno de los premios de poesía más prestigiosos en Suecia. Gustav Frödin, Harry Martinson, Gunnar Ekelöf, Artur Lundkvist, Karin Boye, Birgitta Trotzig, Kristina Lugn. De cuando en cuando se resucita la memoria de alguno como Paul Andersson, co-generacional de Lasse Söderberg. Y desde luego ahora el más conocido Tomás Tranströmer, premio Nobel del 2011, que falleció en estos días. Hay muchos poetas importantes, pero estoy nombrando algunos de los más leídos.
-A tu parecer, cuáles son los poetas actuales más sobresalientes de la poesía sueca.
– Acabo de mencionar tres: Kristina Lugn, Tomás Transtömer, Lasse Söderberg. Pero con Andrés Felipe Díaz hemos hecho una serie documental con un grupo de poetas que considero importantes: Marie Lundquist, Jesper Svenbro, Eva Ström, Per Wästberg, Magnus William-Olsson. Pero por supuesto la lista es mucho más grande. Las listas son un poco peligrosas, los nombres se pierden en la enumeración y tampoco quiero dejar la impresión que he leído minuciosamente la poesía sueca. Uno procede a veces por simpatías temáticas o de lenguaje o de azares afortunados.
-En el plano de los teóricos hay una conceptualización denominada clásica, sustentada en la métrica y principalmente en el soneto, cuál es tu opinión al respecto.
– La medida en el verso es la búsqueda del ritmo, la musicalidad. Pero hay otro modo del ritmo que está asociado a la intensidad, a la vibración del contenido y al flujo creativo, esto se puede lograr sin métrica. Personalmente no me siento cómoda midiendo las sílabas y las palabras, buscando un resultado sonoro. Quizás es pereza, puedo admitirlo. Pero para mí ya es bastante difícil encontrar la palabra precisa, desde el punto de vista del sentido y la forma y la ubicación en un contexto. A menudo siento que la poesía me pide un ritmo entre la coherencia y la libertad personal. De todos modos creo que a nivel del ejercicio de la escritura nunca estaría de más jugar con la medida alguna vez.
-Qué opinión tienes sobre la corriente denominada coloquial que encabeza Nicanor Parra.
– Tuvo y tiene su función, la de sacudir la poesía de un exceso sacralizante, y recuperar la frescura de lo espontáneo, la de permitirle lo silvestre, pero siempre ha sufrido el peligro de demasiada ligereza, un facilismo insoportable. El mismo Parra cayó en eso algunas veces.
En qué campo de la poesía te ubicas.
– No lo sé. No me ubico.
Actualmente se da una polémica entre los que sostienen que hay una poesía masculina y otra femenina, tú qué opinas de esto.
– Se refiere a la poesía escrita por hombres y la escrita por mujeres. Se busca nivelar la lectura de los autores de uno y otro género para identificar mejor lo que dicen unos y otros como parte del conocimiento más responsable sobre los géneros. Es un tema difícil y necesita una respuesta muy cuidadosa. Hubo una época en que me parecía que la poesía no tiene género, es visión humana de la experiencia del ser, la persona indivisible. Todavía lo sigo creyendo, pero estoy de acuerdo en que lo que muchas generaciones leyeron antes fue lo que escribieron los hombres, la voz de las mujeres siempre estuvo en otro nivel, más secreto e incluso prohibido. Y esto influyó en la infausta composición de las sociedades, en la distribución inequitativa de los poderes. La marginación es algo contra lo que hay que luchar constantemente y desde este punto de vista me he impuesto buscar la voz “femenina” en la poesía, sin que sea mi búsqueda esencial en la poesía. Ya sé que suena un poco contradictorio, pero dejemoslo así por el momento.
Para terminar, puedes señalarnos la diferencia entre ficción y poesía
– Soy mala para teorizar. Todo se vale en el proceso creador. La palabra es carne, pero también sueño. Es ficción y realidad. Se dice que la ficción es la invención de una historia. Pero esta demostrado lo necesaria que es la ficción para mostrar una realidad.

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