Libro Recomendado. El mapa de Sara de Octavio Escobar Giraldo

La inusitada sencillez de la memoria
Por: Alejandro Arango Agudelo
Siempre
al leer a Octavio Escobar aparecen
las imágenes de un pasado cercano para aquellas personas que vivimos en
Manizales; nos vamos a encontrar con lo familiar, con la ciudad que se
materializa ante nuestros ojos por medio de los personajes de cada uno de los
relatos escritos por él. Desde los cuentos De
m
úsica ligera, donde cada uno de los protagonistas tienen que ver con
los colegios de la ciudad y los sitios donde se reunían a escuchar
melodías  y a comer, pasando por el
parque de La Estrella y las obsesiones de un papá viejo en medio de las ferias
de enero de 1998 en Cielo parcialmente
nublado
, hasta llegar a la  ciudad de
las apariencias y la sordidez de Despu
és y antes de Dios, novela ganadora del Premio nacional de 2016 -visión de
lo trágico en una ciudad pequeña y burguesa; pueblo pequeño, un infierno grande-,
para llegar así, a otra versión de lo urbano en Manizales, una novela para
jóvenes enmarcada en las calles y los barrios aledaños al centro; un joven
narrador nos cuenta la historia de su tío, un ser entrañable y humano sobre el
que gira la novela El mapa de Sara.
Desde este título se va a desarrollar el relato, una guía
por la vida y obras del tío Pipo, mezcla de oveja negra de la familia y genio,
un ser humano que como calco de la vida real en Manizales, se queda viviendo
para siempre en la casa de sus padres, reparando televisores, creando historias
fantásticas para su familia, ayudando a sus sobrinos, hablando como un profeta
de las cosas del pasado y del futuro.

Entrar en la vida de este personaje es entrar en lo humano; la forma en que
aparecen las situaciones es encantadora y sencilla, un relato para darnos cuenta
del valor de lo cotidiano. En toda la novela no sucede nada extraordinario,
solo una vida y una rutina, entrar y salir, recordar y envejecer. Esta
situación de lo estático me recuerda a Ron
Padgett
, un poeta estadounidense que habla con sencillez en sus poemas, sobre
lo cotidiano del estar, “Contempla que todo es posible. Si de pronto te da
miedo nadar muy lejos océano adentro, da la vuelta y regresa al barco. Respira.
Recuerda que la belleza existe y que la verdad no existe. Nota que la idea de
verdad es tan poderosa como la de belleza”. Es en esa belleza de las simples
cosas en donde se mueven los recuerdos de Alfredo, en la rutina y en lo común:
“A veces la abuela lo descubría recitando la novena de aguinaldos: “Benignismo
Dios, de infinita caridad, qué tanto amasteís a los hombres, que les diste en
vuestro hijo la mejor prenda de nuestro amor…” (p.18).



Desde este título se va a desarrollar el relato, una guía por la vida y obras del tío Pipo, mezcla de oveja negra de la familia y genio, un ser humano que como calco de la vida real en Manizales, se queda viviendo para siempre en la casa de sus padres, reparando televisores, creando historias fantásticas para su familia, ayudando a sus sobrinos, hablando como un profeta de las cosas del pasado y del futuro.

La
novela se mueve en el campo eterno de los detalles, marcas profundas en la
memoria de las personas que viven en Manizales; la mención de la Plaza de Bolívar,
los carros de balineras que bajan raudos por la cuesta de Chipre, las visitas
al Nevado del Ruiz y la Laguna Verde Encantada, le dan un matiz propio a la
narración. Una de mis estudiantes de Introducción a la literatura, me contaba
que después de leer este libro ya no veía a Manizales con los mismos ojos,
ahora la veía con magia, a través del filtro de la literatura. Esta es la virtud más grande del libro, llevarnos a
recrear una ciudad de memoria, una ciudad letrada y reinventada por los ojos
del escritor y del narrador de esta historia. Las referencias a la
cultura popular, a los programas de televisión, al fútbol, a los juegos
tradicionales (como la vuelta a Colombia), las alusiones a libros, a cantantes,
a la música le otorga un aura de credibilidad que crea empatía con el lector. Los
personajes se hacen parte de uno: la abuela se siente real, se saborea la
comida, los sonidos que hacen parte de la ciudad, crean
el efecto de vivir las aventuras del tío Pipo.


Esta es la virtud más grande del libro, llevarnos a recrear una ciudad de memoria, una ciudad letrada y reinventada por los ojos del escritor y del narrador de esta historia.

Pero
no solo es esto, el libro se transforma en un diario de los principales
acontecimientos de un joven: el primer amor, los amigos, la hermana, los
padres, los abuelos, el colegio, tantas cosas que se olvidan con el pasar del
tiempo, pero que quedan grabadas en el recuerdo. No puedo dejar de decir algo: la
muerte también se inmiscuye en este mapa, de forma sutil y trágica aparece como
un punto de inflexión y de salvación. Este libro para jóvenes y para adultos,
de forma inusitada nos devuelve la memoria de aquello que fuimos y de las cosas
que amamos. 




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