Por: Efer Arocha
En Colombia comenzó hace tres décadas una epidemía tánatica con la desaparición lenta y progresiva de los suplementos literarios, iniciada en la Provincia hasta alcanzar diarios de alta circulación como El Espectador, El Tiempo, El Colombiano y otros de significativo tiraje. El último en llegar a la acrópolis de las letras lo hizo este año, El Dia D, de El Nuevo Siglo, que me dejó entre la gaveta un escrito sin publicar, que conservo como recuerdo del infortunio.
Pero ¡Qué cosas tiene la vida Benancio! La semana pasada recibí un correo por fuera de lo habitual, un amigo de hilvanaciones escriturales, Jesús María Stapper, me hizo llegar un ejemplar facsimilar electrónico de una idea completamente descabellada por la realidad tempo-espacial para semejante atrevimiento: se trata del periódico en papel y por si las dudas lo vuelvo a repetir «en papel», editado como corresponde a las brillantes iniciativas en la provincia, honor que corresponde a la ciudad de Bucaramanga en Colombia. Tiene la publicación un nombre bellísimo Rienda suelta, título que por sí mismo me tienta para hacerle una crónica por la abundancia de significantes, empezando porque rienda suelta, convoca y evoca en su primera lectura libertad sin orillas, igualmente, publicación ajena a la censura y en ese orden el camino es largo y culebrero para los responsables del proyecto a quienes aplaudo y les deseo lo mejor: Claudio Anaya, Carlos Lizcano y Jesús María Stapper. Para que los lectores se formen una idea les adjunto el primer número de Rienda Suelta. Leer Rueda suelta: http://www.otredad.fr/wp-content/uploads/2016/06/rueda_suelta.pdf