Patricia Pizzurno y la épica de la soberanía

Por: Ricardo Arturo Ríos T./ Especial desde Panamá.
Todos los extranjeros están en su casa menos los panameños.
Eugenio María Hostos
Patricia Pizzurno, en Raíces de La Prensa del domingo 18 de enero de 2015, publica Las agendas del 9 de enero del cual surgen reflexiones muy distintas del análisis que hice de su libro Memoria e imaginarios de identidad y raza en Panamá siglos XIX y XX.
Las agendas del 9 de enero descubre otra historiadora carente de la objetividad inherente a un investigador del devenir de una nación como la panameña. El sentido subyacente, la intención es otra, desconocer las raíces o el imaginario del nacionalismo panameño.
Los extranjeros llegan a Panamá, se nacionalizan pero pocas veces comprenden el sentir, lo anímico del ser nacional. La patria de León A. Soto y Victoriano Lorenzo es el único país que en el corazón geográfico de su territorio tuvo un enclave colonial de una potencia que nos humilló con el gold y silver roll.
La mentalidad de protectorado se da desde el siglo XIX, recordemos el Tratado Mallarino-Bidlack de 1846 y las numerosas intervenciones armadas del Coloso del Norte. La elite dominante concibe la patria y la política como un negocio, es parte del país de tránsito. Las luchas nacionalistas surgen desde el instante cuando se firma el oprobioso Panamá Cede el cual provoca paradojas existenciales. La república de los primos es sumisa a los intereses de las águilas imperiales, ellos en repetidas ocasiones manifestaron que la soberanía no se come, que el país sin los Estados Unidos quedaría sin rumbo, en la pobreza. 
El sentido de pertenencia y la conciencia de una comunidad que afirma su memoria histórica alienta los reclamos de Acción Comunal, queremos un país para los panameños. La fundación del Instituto Nacional y la Universidad de Panamá son baluartes de esa conciencia patriótica, al afirmar nuestra identidad.
Patricia afirma con temeridad: en el ocaso de los años cincuenta, los grupos estudiantiles azuzados por los medios de comunicación de la oligarquía fueron los agentes más activos del nacionalismo. Luego agrega que todo parece indicar que el movimiento estudiantil, de alguna manera, fue utilizado inconscientemente por los poderosos grupos económicos. Reitera que el sentimiento antiyanki era el patriotismo que nutría el nacionalismo del cincuentenario. Y da su jaque mate con una expresión de Guillermo Sánchez Borbón la cual precisa que el nacionalismo panameño siempre fue…negativo y endeble porque se nutría del odio. 
Patricia Pizzurno como catedrática de historia en la Universidad de Panamá, debe orientar a la juventud con un pensamiento crítico y veraz, al desconocer el acontecer nacional desarrolla una acción lesiva a la memoria histórica al país que la acogió.
El movimiento estudiantil desde las décadas de 1920, 1940, 1950, 1960 se nutrió intelectualmente con la cultura humanística y las letras nacionales, desarrolló el pensamiento lógico en su militancia y se enriqueció de las experiencias históricas de Acción Comunal, el movimiento inquilinario, así como de otros sucesos significativos de la protesta popular en contra de la oligarquía en el poder.
La clase media irrumpe con fuerza en la década de 1940, surge la Federación de Estudiantes, el Magisterio Panameño Unido, la Asociación de Profesores, el Frente Patriótico de la Juventud, su lucha cívica logra la ley orgánica de Educación, la Autonomía Universitaria y el rechazo de Convenio Filós-Hines de 1947.
La Generación del 58 con la Operación Soberanía de 1958 y la Marcha Patriótica del 3 de noviembre de 1959, rompe los paradigmas de la gesta nacionalista. La siembra de banderas cambia el curso de las negociaciones canaleras, rechazamos la revisión del tratado de 1903, queremos su abrogación, queremos el Canal sin enclave colonial ni zonians ni perpetuidad. La gesta patriótica culmina con el 9 de enero de 1964.
La dirigencia estudiantil con sólida cultura política e intelectual y un permanente cuestionamiento de la realidad nacional, nunca podía ser azuzada ni manipulada por los medios de comunicación oligárquicos ni ser agente de la elite de fenicios que nos ha gobernado, siempre fuimos conscientes que la agenda de ellos era muy distinta a la nuestra. Que en algún momento sus intereses coincidieran con la odisea canalera, es otra cosa. Aquilino Boyd en 1959, con directivos de su partido, pasean la bandera con alfombra roja por los predios canaleros con la benevolencia de la policía zoneíta, en tanto esa misma policía agredía la manifestación pacífica del movimiento estudiantil dejando más de cien heridos y dos jóvenes detenidos. Patricia resalta la acción de Aquilino e ignora la Marcha Patriótica de la Federación de Estudiantes, ¿inconscientemente favorece a la elite dominante? El movimiento estudiantil durante esa época fue independiente y contestatario. 
La elite de siempre, hoy sí come soberanía y lucra del área canalera. Patricia sustenta su postura al utilizar la expresión de Guillermo Sánchez Borbón, es evidente su propósito. ¿Patricia por qué ignoraste el pensamiento nacionalista de Eusebio A. Morales, Guillermo Andreve, Manuel Roy, José Dolores Moscote, Octavio Méndez Pereira, Carlos Iván Zúñiga y Jorge Illueca? Patricia tu artículo me ha defraudado.
Los historiadores y sobre todo los de la Escuela de Historia de la Universidad de Panamá guardaron silencio cómplice ante la acción antinacional y antipatriótica de Lucy Molinar y Martinelli al eliminar la Cátedra de Relaciones de Panamá con los Estados Unidos y su atentado permanente contra la enseñanza de la Historia Panameña y las letras nacionales.
El movimiento por la Identidad y Memoria Histórica que dirige Ana Elena Porras ha dado la cara por el Panamá Profundo y actualmente nuestro empeño es la restauración de la Cátedra de las Relaciones de Panamá con los Estados Unidos. 
La Casa de Méndez Pereira tiene el imperativo de actualizar a los docentes de la Escuela de Historia y sacarlos de su actitud supina en torno a la odisea de la soberanía.
Patricia te recomiendo la lectura del ensayo La patria estudiantil panameña en La épica de la soberanía, así como mis otros libros Los rostros del tiempo, Memoria de mis memorias y Literatura Selecta.

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