Reseña. El debut en la literatura de Quentin Tarantino


El debut
en la literatura de Quentin Tarantino deja una sensación agridulce en el
paladar del lector.


Por: Pablo
Concha*


La primera novela del reconocido cineasta norteamericano Quentin Tarantino (Knoxville,
1963) deja una impresión peculiar en el lector, no necesariamente buena ni
satisfactoria. Se trata de una novelización de su última película, Érase una vez en Hollywood (Once upon a time in Hollywood) de 2019, que
le significó el primer premio Oscar para Brad Pitt en la categoría de mejor
actor de reparto, y la cuarta nominación de Tarantino a Mejor Guion Original (ha
ganado dos veces, por Pulp fiction en
1995 y Django Unchained en 2013) y la tercera como Mejor Director (aún
no gana en esta categoría). Las novelizaciones no son algo nuevo en el mundo de
la literatura; se han hecho con las películas de Star Wars y Alien, por
poner unos ejemplos, pero es extraño que el mismo autor del guion cinematográfico
decida después novelizar su propia creación. El libro Érase una vez en Hollywood no es exactamente igual a la película y
las diferencias que tienen, aunque interesantes algunas, no la hacen mejor que
el filme.

La historia es la siguiente: Rick Dalton (Leonardo
DiCaprio
en la película) es un veterano actor de series de televisión que se
siente inseguro con su futuro y piensa que su talento y oportunidades están
llegando a su fin. Él y su doble en las escenas de acción y amigo Cliff Booth
andan entre sets de filmación cuando sus caminos se empiezan a cruzar,
casualmente, con el joven matrimonio de Roman
Polanski
y la actriz Sharon Tate
y la secta “La Familia” de Charles
Manson
. Esto ocurre a finales de los años sesenta en Los Ángeles,
California. Lo más interesante de la película, aparte del personaje de Cliff
Booth y la actuación de Brad Pitt, era la manera como Tarantino reescribía la
historia de Hollywood, añadiendo elementos de ficción dentro de la historia
real y dejando a los espectadores con la ilusión de pensar que todo habría sido
mejor de ser verídica la realidad mostrada en la película. ¿Qué habría pasado
si la Sharon Tate de ocho meses de embarazo no hubiera sido brutalmente
asesinada (junto a otras cuatro personas) por “La Familia” en esa fatídica
noche del
9 de agosto de 1969? Ojalá en nuestra realidad hubiera
estado alguien como Cliff Booth para –aunque fuera inadvertidamente– haber
impedido ese horrible hecho. Si tan solo la vida pudiera reescribirse de esa
manera… Es algo en lo que el espectador se queda pensando, y es el triunfo del
director.

El libro, aunque comparte escenas con la película,
no tiene la misma estructura, ritmo ni desarrollo, y eso resulta problemático
para los que vieron y disfrutaron el filme. Las escenas añadidas, muy
interesantes algunas, como por ejemplo las que tratan de la cinefilia de Cliff
Booth y su admiración por Akira Kurosawa,
además de sus experiencias en la II Guerra Mundial (detalle que no está en la
película), son de lo mejor que tiene para ofrecer esta novelización. Sin
embargo, hay otras que no aportan nada y resultan decepcionantes, como cuando
nos explican el asesinato de la mujer de Cliff Booth, algo que en la película
solo se insinúa y que es mejor que haya sido así. Otro detalle que no cae muy
bien y que es bastante anticlimático, es que las mejores escenas de la película,
las que pagan la boleta por decirlo coloquialmente, están en el libro de una
forma resumida, fría y sin ningún atractivo. Estas escenas son la pelea y
paliza que le da Cliff Booth a Bruce Lee
en el set de El Avispón Verde y la secuencia antes del final cuando “La Familia”
de Manson ingresa casi de madrugada a la casa de Rick Dalton. Cuando menos, el
lector podría haber esperado que mantuvieran la fuerza con la que fueron
representadas en la pantalla grande e incluso disfrutarse nuevamente con más intensidad,
cosa que no sucede.

En muchos capítulos el narrador suele terminar de
forma muy ingenua y hasta abrupta su narración, y es molesto y resulta superficial
que lo haga así, ya que le resta fuerza a la anécdota o hecho real aderezado
con ficción que nos venía contando. El hecho de mostrar de forma detallada la
historia de Lancer, la serie de televisión
en la que va a aparecer Rick Dalton de invitado, es innecesaria y no es
particularmente atractiva. Parte del inconveniente del libro es que la figura
de este narrador omnisciente no está muy clara y queda la sensación de que la
película estuvo mucho mejor estructurada y armada que esta novelización que,
aunque se disfruta por momentos gracias a las interesantes anécdotas del mundo
del cine que nos cuenta; en especial, la de la película sueca “Soy curiosa (Amarillo)” (que tiene las
primeras escenas de sexo real proyectadas en cines estadounidenses), el
alcoholismo del actor Aldo Ray y las instrucciones a los equipos de filmación
para que no le suministraran ninguna bebida, y hasta un cameo de Steve McQueen
cerca del final, pasa sin mucha gloria en el mundo de los debuts literarios.

Queda el interés y deseo de leer una novela
original de Quentin Tarantino, algo quizá concebido y ejecutado como obra
literaria y con su estilo peculiar y único. Las novelizaciones, como siempre ha
pasado, se olvidan rápidamente y se pierden en las estanterías de las bibliotecas
y es mucho mejor recordar y disfrutar las películas una y otra vez. 



Érase una vez en Hollywood
Penguin Random House 

 
 
*Escritor
colombiano. Autor de los libros de cuentos
Otra Luz
y La piel de las pesadillas.
Colaborador literario en Libros &
Letras
y otros medios culturales.




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