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Un llamado

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Un llamado
By Libros y Letras 10 de septiembre de 2013
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Por: Luis Fernando García N./Bogotá. Insisto. Es preciso hacerlo, es
necesario y urgente. Sociedades como la nuestra claman por una mirada decente y
trascendental. La Academia
de Historia de Colombia ha hecho un llamado que deben tener en cuenta los
maestros. Lo hace ante el silencio de muchos. Es imperioso que la historia sea
contada, se convierta en una asignatura vital, como la razón misma de la
nación, sin la cual los sentidos se pierden, como han perdido los pueblos su
soberanía. La historia es como la sangre que corre por las venas, sin ella nada
existe. Lo saben y poco se hace porque esto no suceda. No es la simple mirada
al pasado, es la búsqueda del destino y en esa búsqueda participan todos,
convocados por la dimensión de lo posible, sostenidos por la honestidad, sin
las infamias del partidismo, del confesionalismo, de la vergüenza, del misterio
en que han querido sumar a los pueblos los “historiadores” del
silencio. Aquí hay voces que marchitan y acallan las decisiones de los pueblos,
que se horrorizan por esa lucha desproporcionada entre los poderosos y los
menesterosos. Hay una infame secta que cambia el destino y quema los libros,
una horda de sabios que desconoce el alma de los pueblos y trasgrede los
designios. Muchos quieren borrar el destino de una nación, entregarla al pasado
elaborado en las oficinas y en los cenáculos de la infamia. Quieren acallar la
verdad y hacer oficial la mentira. Y lo hacen de mil formas, con las
herramientas más sofisticadas, con la escritura mendaz y displicente, con
“su” voraz instinto de “comerciantes”. La historia, sin
embargo, se cuenta, corre presurosa e inunda la conciencia y la razón de los
humildes. Se intuye entre más se trate de borrarla, de esconderla. Todos saben
que la dignidad de Galán el comunero es distinta a la dignidad que quieren
entregar esos otros mafiosos, viejos y decrépitos, que ni siquiera saben
contarla con la finura y el donaiere que se requiere. Las puertas están, pues,
abiertas, para hacer posible una historia patria que sea el recuento de una
gesta hecha en los campos y en los laboratorios de la verdadera vida, alejada
del perfurme pervertido de unos historiadores sin vida. Insisto, es necesario
el debate. Que las voces se sientan vivas y dispuestas. Es necesario construir
la otra pedagogía y no seguir empantanados en el oportunismo y la mediocridad.
Los espero. El debate está abierto.