Por: Eugenia Castaño B., desde España
Es lamentable ver que el conocimiento, el arte y los aspectos que han transformado la historia y la vida del ser humano, ahora se hayan convertido en una fiesta mercantil. Es como una paradoja del curso de la historia que en diferentes épocas cuando se reunían en grupos o trabajaban en solitario los pensadores, académicos, los empíricos y artistas buscando el saber por el saber o indagando desde una fuente interna suprema, sincera y que conducía a grandes descubrimientos, elucubraciones, acciones heroícas y piezas de arte universal como un Platón, Aristóteles, Da Vinci, Cervantes, Van Gohg, Mozart, Einstein, Curie, Gandhi, Florence Nightingale, Trotula de Salerno, Mandela, Teresa de Calcuta, Martin Lutherking, Kafka, Tohreau, Frida Kahlo, Ayn Rund, Hawking, Kathrine Switzer , Ana Fishery tantos otros que han aportado conocimientos o sus obras después de una vida ardua de experiencias, estudio o estados de la existencia reflejados en sus obras.
Hoy con cierta tristeza se encuentran científicos que prefieren estar en wall street, ya que no es rentable seguir estudiando a marte o a jupiter, que tecnócratas sin experiencia, que han vivido a expensas del capricho, sin ética ni moral social de ninguna especie más que su vanidad o mercantilismo, ahora den conferencias, sean los futuros maestros o dirigentes de distintas instituciones transmitiendo unos datos de memoria, con una calificación de 5 sobre 5 por su gran capacidad de retener datos pero sin ningún criterio profundo o con una propuesta sustancial para estudiarla a fondo. Se escuchan conferencias donde se dice que los intelectuales sufren de envidia supuestamente los economistas más prestigiosos de estos tiempos lo afirman, cuando lo que precisamente salva la economía o el comercio es tener unas naciones desarrolladas y que sepan pensar, porque resulta ser que por levantar estos nuevos pupilos pragmáticos y desalmados se les devuelve en perjuicios colectivos como son que sean fácilmente comprables por regímenes peligrosos o que crezcan nuevas generaciones frívolas, sin capacidad de contemplación o análisis y en ese vacío opten por seguir a fuentes fuertes fanáticas y que son un verdadero peligro para la democracia y la libertad que ellos pregonan.
Se pasa por las librerías y hay una serie de libros que conducen a datos de farándula, intereses mediáticos sin trascendencia histórica o intelectual. Hoy es la guerra del ego en imágenes superficiales, se estudian más los problemas de faldas o pantalones de los intelectuales de algún valor que sus obras; entonces los futuros estudiantes ven como líderes o héroes a los primeros bandoleros de moda, o sectas desconocidas por excéntricas porque no tienen referentes que les marquen profundamente su existencia en la sociedad primaria la familia, el barrio el pueblo, la ciudad, el país o el mundo.
Estamos en la era de la forma sin fondo, todo vale siempre y cuando se vea bien o se venda, nadie quiere pensar más allá del último aparato de moda o de su próximo consumo. El éxito de los hijos los padres lo miden en función del dinero que ganan sin importar cómo o qué consecuencias les traiga para su vida interior, porque quién habla hoy de esas cosas, a quién le importa hoy saber qué pasa con el ser, con la vida interior de la gente si lo que importa es lo que tenga exteriormente dado que quien no posea esos bienes o arandelas sencillamente es marginado o debe acudir a la lucha interna y externa por meses, o años que quizá le proporcione una serie de experiencias que lo engrandecerán y será de esos pocos que cambian su entorno o si se rodea mal y no tiene la fuerza o el criterio por falta de principios desde la infancia que son sus padres quienes se los dan con su ejemplo, sencillamente será otra alma perdida y olvidada por algún vicio, o camino equivocado.
Idolos de barro que reproducen casi de memoria los planteamientos de otros, sirviendo a algún interés que les infle el ego o el bolsillo pero sin un propósito real de aporte constructivo y trascendental para la historia de la humanidad, mientras los futuros hijos de la libertad crecen sin bases sólidas otros que tienen bases fuertes y equivocadas tejen y van ganando terreno poco a poco dirigiendo el destino del mundo, porque es más rentable vender armas, juegos que quitan la fantasía y estimulan la maldad y la violencia que educar a los niños incluso a través de esos elementos comerciales que con un buen uso de este espíritu mercantil podría compatibilizarse de forma inteligente para fortalecer la sociedad de la libertad y acallar las voces y acciones de quienes roban y distorsionan los cerebros y las almas de nuestros jóvenes, es decir el futuro de la humanidad, creo que eso es ser más listos.