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Álvaro Mutis: una sentida despedida entre amigos

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Álvaro Mutis: una sentida despedida entre amigos
By Libros y Letras 25 de septiembre de 2013
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Por Juan Carlos
Millán*/Bogotá/Fragmento. Sin
terminar de sobreponernos del todo del inmenso dolor que nos produce la partida
del maestro Álvaro Mutis quisiéramos evocar como unas pocas semanas atrás la
Biblioteca Nacional le rendía un sentido homenaje en sus 90 años de vida, a lo
largo de una serie de eventos culturales y académicos que congregaron en torno
a su vida y obra a algunas de las figuras más representativas del panorama
literario nacional, quienes no dejaron de destacar la gran importancia de su
legado, así como el profundo sentido de la amistad y generosidad que siempre
motivó su trayectoria como hombre de letras.
Aunque hubiera
sido su deseo estar presente en estas merecidas conmemoraciones, las
actividades programadas y la gran acogida que tuvo entre sus lectores nos hicieron
recordar las celebraciones que se hicieran con motivo de sus 70 años, con la
reedición de la totalidad de una obra 
poética que coincidía con el final de la saga de novelas que tuvo como
protagonista de excepción a Maqroll el gaviero.
Como preámbulo
de esos actos, la directora de la Biblioteca Nacional, Consuelo Gaitán,
destacaba el profundo sentido de una poesía que a su juicio era una descripción
emocionante y en extremo vívida de paisajes colombianos, en los que se veía
reflejada toda la calidez de lo que Mutis mismo solía definir como ”la tierra
caliente”, muestra de una trasegar por ese mundo mítico y onírico desprovista
además de cualquier tipo de ingenuidad.
Homenaje en la Biblioteca. ”Mutis
es un poeta que ha reflexionado sobre el sufrimiento y el sentido de la vida
con una pericia poética que solo puedo definir como maravillosa”, destacaba
Gaitán respecto a la obra del Premio Cervantes de Literatura 2001 pocos días
antes de que se diera inicio a una celebración que fue una auténtica fiesta literaria
y contó con la participación de figuras de primer orden, entre las que también
destacó Santiago Mutis, quien recordó dos divertidas anécdota que solía relatar
su padre.
”Mi padre
solía recordar con frecuencia un episodio que ocurrió el cárcel de Lecumberri
donde estuvo detenido y en la que había un muchacho, casi un niño, que caminaba
con dificultad porque tenía los dedos de los píes encogidos; y ese niño que se
llamaba Leoncio porque había nacido y crecido en el circo una vez se despertó y
quedó así porque al lado se encontró con la cabeza del león del circo”,
evocaba Santiago para luego rememorar una historia de su propia infancia.
”Como mis
padres estaban separados yo a veces iba a la casa de mi padre en un pequeño
apartamentito que tenía él en lo alto de un edificio, y un día me mandó a
comprar pasta en un bar del primer piso en el que también se conseguían algunos
abarrotes; al regreso le di las pastas y las vueltas y él tiró las monedas de
una manera muy displicente sobre el escritorio por lo que le pregunté si
no  las contaba. Y él me dijo: ¡Los
veinte pesos que se robó el miserable de la caja yo los pago por no
contarlos!”, destacó el hijo del poeta.
”Recuerdo el
cuadro del rey de España que presidía su estudio, la infanta Catalina Micaela
que lo miraba escribir; recuerdo su máquina Smith Corona en la cual escribía y
se negó siempre a dejar por el computador; recuerdo esa sencillez maravillosa
cuando me entregó el manuscrito de Tríptico de mar y tierra, y me dijo ‘léete
esta vaina y haz con ella lo que te dé la gana”’, celebró durante la extensa
charla celebrada en la Biblioteca Nacional, el escritor Fernando Quiroz, a lo
largo de un inventario en el que los recuerdos e infidencias estuvieron a la
orden del día.
”En algún
momento en el que abrió un clóset en el que tenía muchos de sus libros, lo
primero que veo son unas 15 camisas azules todas iguales, le pregunto por eso y
él me responde: ‘No maestro, yo después de Lecumberri (prisión en la que estuvo
confinado más de un año en México) aprendí que uno no gasta tiempo en la
pendejada de escoger que se pone, y todos los días uso el mismo tipo de ropa”,
recordaba el autor de ”El reino que estaba para mí”.
*Periodista
grupo de Prensa MinCultura