La arepa de choclo
Luis Eduardo Castaño M. (Colombia)
En época lejana una señora,
Cuyos restos reposan hoy en calma,
Una arepa de choclo formidable
Fabricó con sus manos delicadas
Pesó a la arepa diez y siete libras;
Era una que jamás soñada, arepa
La admiración los ojos versallenses
Con gran asombro, con sorpresa rara.
Fue aquella arepa la obra más humilde
Que al correr de los tiempos figurara;
Pero muy grande porque en sí tenía
El privilegio de una obra magna.
Se trataba de hacer una capilla
Y para ese fin se colectaban
Míseramente fondos sin reproche,
Bajo el impulso de la fe sagrada.
Hay obras muy pequeñas en la vida
Que ostentan el derroche de las almas,
La bondad de los nobles corazones
Y la esbeltez gloriosa de la palma.
Hoy en la sencillez cosas hermosas,
Cosas grandes, sublimes y sagradas,
Que tienen la inocencia de las rosas
y el candor de las vírgenes fantásticas.´