Los Colores que enervan
Eugenia Castaño (Colombia)
Me hierve el corazón, y la mente se nubla
Cuando siento que unos repudian a otros
Solo por un color, por un origen, por una raza.
¿Hasta cuándo, los atropellos se justifican?
Hay argumentos para sentirse mejor que otros
Y se congracian para lastimar así
Unos por superioridad, otros por resentimiento.
¿Acaso no corre sangre roja por todos los cuerpos?
¿Acaso no paren hijos y los aman igual?
¿Acaso en el momento de la muerte
Hay quienes lloran mejor o peor a sus muertos?
La vida sigue, todos sueñan con su hogar,
Todos quieren amar y ser amados
Tener derecho a una casa, a un territorio, a un país
¿Quién tiene derecho a tener más que los otros?
Y aquellos que se sienten superiores
Al ver las miserias y dolor que padecen otros
Ese es el reflejo de su inferioridad;
El quitarles, despojarlos de todo
Para ser ellos “superiores” a costa de
Anular otras vidas, otros sueños, otros derechos
¿Acaso no es el hombre educado el que puede
Adoctrinar y mejorar la calidad de vida?
Entonces dónde radica la superioridad del bárbaro
Insensible y menospreciador.
Quizá ama más a su perro, quizá ama más su dinero
Y luego defiende derechos, constituciones e ideales
“El hombre es él y sus circunstancias”
pero el que es más aventajado
tiene el deber de proteger o encaminar al débil
no marginarlo, amedrentarlo o destruirlo
porque eso lo hace mezquino
y más miserable que el que él cree miserable.