No. 5.813, Bogotá, Domingo 2 de Octubre del 2011
Si se fabricara el mismo número de libros que de balas que se disparan en nuestro país, no viviríamos en esta loca y absurda guerra.
Caetano Canela
Fernando González
En la actualidad la idea de “héroe de la patria”
es un lema publicitario
Por: Jorge Consuegra (Libros y Letras)
La Toma del Palacio de Justicia será para los colombianos, un tema de nunca acabar. Y menos cuando cada día aparecen nuevas afirmaciones, señalamientos, protestas y hasta declaraciones que han ofendido a muchos nacionales cuando oyeron en la voz de un alto oficial diciendo que el señor Plazas Vega, coronel retirado del Ejército, es un “héroe de la patria”.
Dialogamos con el escritor e investigador Fernando González, autor del libro Los que no volvieron ( B ), sobre los desaparecidos del Palacio de Justicia, para que nos diera su opinión respecto a la carta firmada por el abogado Jaime Granados y publicada por el diario El Espectador en días pasados. Granados es, al mismo tiempo, abogado de Gabriel Arango Bacci, declarado inocente por la Corte Suprema de Justicia, pero al mismo tiempo es el abogado del señor Álvaro Uribe Vélez, de Plazas Vega y del controvertido Secretario General en la presidencia de Uribe Vélez.
– El abogado en mención, en carta citada insiste en “ratificar la absoluta inocencia del coronel Plazas Vega y dice que aquellos que lo quieren ver condenado ahora se lamentan de la amplia difusión de esas informaciones, a pesar de que en el pasado eran ellos los primeros que corrían a suministrar la información que a sus intereses les convenía”. ¿Merece algún comentario esta afirmación?
– Me parece que es todo lo contrario. Desde 1985 se ha tenido la versión de quienes poseen el control de la fuerza y de los medios, las otras voces fueron quedando en la marginalidad y la indiferencia. Es precisamente un juicio, con sus garantías procesales, las que durante un par de años le da voz a los familiares de los desaparecidos. Además, jamás se dejó de lado la versión de la defensa. Una vez se sataniza el fallo de la Juez y la investigación de la Fiscal, los medios vuelven a enfocar a los acusados, sin ninguna opinión que le haga contrapeso a sus opiniones. Lo cual ocurre precisamente en el momento en que se está cerca del fallo de apelación ¿Cómo entender eso?
– El mencionado abogado dice en el punto 3 de su misiva: “El testimonio del supuesto Édgar Villamizar era la única prueba directa, de cargo, en contra del coronel Plazas Vega; dicho de otra forma, era el único que con nombre propio lo señalaba, lo acusaba. Los otros testigos que acusaban a mi defendido eran tan de baja credibilidad, tan acreditados mentirosos (señores Ricardo Gámez Mazuera y Tirso Sáenz Molina), que no fue posible el recurso a éstos para efectos de la sentencia condenatoria. El resto de la probanza utilizada para condenar a mi defendido es indiciaria, circunstancial, no directa”.
– Según la sentencia, Villamizar estuvo en el lugar donde tuvieron retenidos a varios detenidos que provenían del Palacio de Justicia, el testimonio de Gámez Mazuera no se menciona en el proceso y el de Tirso Sáenz es efectivamente invalidado por la Juez. Desde luego que otros testimonios y pruebas son indicios, es decir, que al relacionarlos unos con otros llevan al fallo que da la juez y a la condena del acusado. El video donde salen las personas vivas es una prueba contundente. Además, el que algunas pruebas no sean directas no quiere decir que no conduzcan a la verdad. Recordemos que una de los aspectos que se señala en la sentencia es que durante el operativo se quiso borrar toda evidencia, los indicios son recursos validos en este tipo de casos. Es la alternativa jurídica que ofrece la ley.
– El general Alejandro Navas dice que Plazas Vega es un “héroe nacional” afirmación que ha sido rechazada por la mayoría de los colombianos porque la creen irrespetuosa. Y Jaime Granados, en la misma carta dice: “No deja de ser paradójico que para los apoderados de las alegadas víctimas, cuando el medio de comunicación que Ud. dirige emite informaciones imprecisas o ambientadas en contra del coronel Plazas Vega, se trata del ejercicio de la libertad de expresión y de información, pero si el general Alejandro Navas opina que mi defendido es un héroe nacional y que lo considera absolutamente inocente, se trata de un acto de intromisión en la administración de justicia”. ¿Qué opina al respecto?
– En la actualidad la idea de héroe de la patria es un lema publicitario. Y siempre que se pronuncia pretende producir tal efecto, máxime si lo hace un General. Los apoderados de las víctimas y los del acusado han hecho constantemente declaraciones desde su derecho a opinar. Un general tiene un cargo público que debe trascender la defensa incondicional de su institución, tal vez tenga su propio punto de vista, pero no por ello debe negar la justicia y controvertirla en aras de la imagen militar. Por su cargo, él debe ser un defensor de los ciudadanos (eso pasa por el curso que tienen los fallos judiciales) y no es simplemente el representante de los organismos de seguridad del Estado.
– ¿Por qué cree que su libro Vivir sin los otros jamás ha sido desmentido ni por el abogado en mención, ni por el mismo señor Plazas Vega?
– No lo sé, nunca pensé escribir el libro para que sea controvertido, pues lo que allí se dice surge de lo más profundo de los personajes y va más allá de cualquier acusación. Por eso acudí a la literatura testimonial, donde el juego de la realidad y la ficción conduce a una pregunta por la forma como aprendemos a Vivir sin los otros. Los escritores nos vemos obligados a crear un lenguaje que haga reflexionar al lector antes de levantar su dedo para señalar a los demás.
– Si no hay desaparecidos del Palacio de Justicia ¿Entonces los familiares de los mismos le están mintiendo al país?
– ¿Si no hay desaparecidos entonces dónde están los trabajadores de la cafetería que vimos salir con vida por la televisión y de quienes jamás se volvió a tener noticia? Nadie podría inventarse algo así, nadie podría inventarse un sufrimiento de semejante magnitud y cargar con él durante veinticinco años. En los casos de lesa humanidad, quienes son objeto de la mentira son las víctimas. Su única certeza es la ausencia de sus seres queridos y se demoran años en investigar las circunstancias de su desaparición. En ello se les va la vida entera.
– El dictador argentino Jorge Rafael Videla respondió así cuando le preguntaron que en dónde estaban los desaparecidos argentinos: “¡¿Qué en donde están los desaparecidos?! ¡Qué pregunta más imbécil! ¡Pues desaparecidos!”. ¿Sucede lo mismo con los desaparecidos del Palacio de Justicia?
– Yo no creo que el contexto de esa frase sea el mismo que el que rodea las circunstancias del caso de los empleados de la cafetería. A estas alturas, lo que en el Palacio de Justicia se quiere mostrar, por parte de algunos sectores, es que no hay desaparecidos y convencer de esa versión a la sociedad. En términos generales los casos de impunidad en Colombia han pasado por la negación de sus responsables, aunque las cifras y los testimonios digan lo contrario.
– ¿Qué mensaje quiere usted dejar en su libro Vivir sin los otros?
– La coyuntura actual que se vive frente al caso del Palacio de Justicia está determinada por la culpabilidad o la inocencia de los presuntos responsables; de ahí que los escenarios, discursos e instrumentos jurídicos, centralicen toda la atención, lo cual es muy importante. Pero mi búsqueda se instaló en la parte más interna de los personajes, de la esposa de uno de los meseros que a sus veinte años queda con cuatro hijas y de las otras familias que viven el dolor a su manera. Ese es el drama que me inquieta, sobre todo la forma como las víctimas reconstruyen sus vidas y mantienen la lucha, no contra un culpable, sino contra el olvido. Porque nadie queda tranquilo hasta que no encuentra los restos de un familiar desaparecido.
– ¿Le enviaría usted al señor Plazas Vega para que lo lea o qué cree que haría con él?
– No es para nada fácil la situación de un personaje que ha tenido tanto prestigio en la historia del país y que luego es acusado de un crimen de tales proporciones. Es parte del libro entender que finalmente todos somos víctimas del poder. Como él mismo dice, Al coronel Plazas le ha tocado enfrentar una crisis cuya responsabilidad, según la misma sentencia de la Juez, es de toda la línea de mando. La historia ahora ofrece una oportunidad, para que cualquiera sea la verdad, quienes estuvieron comprometidos con los hechos del Palacio de Justica rompan lo que se ha denominado “El pacto de silencio”. Independiente de que la condena se ratifique o que la apelación salga a favor del acusado, el delito existió. Una vez se ha probado que hubo desaparecidos, el verdadero acto heroico consistiría en revelar qué pasó con ellos y dónde están. Es la única forma de que este caso cierre el ciclo de impunidad y de que se pase de la acusación a la reparación de todos los afectados.