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Oche Califa, director de la Feria del Libro de Buenos Aires |
“Aprovecho esta entrevista para que Bogotá sepa de nuestro interés en que Colombia sea el país invitado a nuestra Feria”.
Por: Pablo Di Marco*
Lectores, autores, periodistas… todos tenemos nuestra propia visión de la Feria del Libro de Bogotá. Lo que tal vez jamás nos preguntamos es con qué ojos se analiza a Filbo desde la Feria del Libro de Buenos Aires, que tiene la particularidad de celebrarse prácticamente en simultáneo. ¿Es la competencia o el deseo de cooperación lo que vincula a ambos encuentros literarios? Nada mejor preguntárselo al escritor Oche Califa, director de la Feria de Libro de Buenos Aires.
¿Cuál es su vínculo con la literatura colombiana?
No solo yo, toda mi generación leyó con devoción a García Márquez. Y en la Feria haremos varias acciones por los cincuenta años de Cien años de soledad, que se editó por primera vez en la Argentina. Por esos años también leí La vorágine de Rivera, un clásico de la novela americana, con la naturaleza como protagonista, algo no tan habitual en nuestra literatura, salvo en el caso de Horacio Quiroga. También he leído a los poetas Álvaro Mutis (¡qué ganas de volver a leerlo!) y a Juan Manuel Roca, que estuvo el año pasado en nuestro Festival Internacional de Poesía y ha sido para mí una gran revelación. Claro que, además, fui lector de la hermosa poesía infantil de Rafael Pombo. Todo esto lo contesto recurriendo a mi memoria y ahora me doy cuenta de que me olvidé de José Asunción Silva.
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Oche Califa, director de la Feria del Libro de Buenos Aires |
Hay que concebir las ferias como acontecimientos culturales, como momentos de encuentro entusiastas con toda la cultura, en la que el libro es eje.
También sé que es buen lector de narrativa actual colombiana…Creo conocer a varios, ya que han venido a la Feria, en la mayoría de los casos invitados por nosotros. El año pasado estuvieron Jorge Franco, Piedad Bonnet, Laura Restrepo, y Pablo Montoya; Mario Jursich vino en su carácter de periodista cultural y ensayista. Este año tendremos a Ricardo Silva Romero.
¿Tuvo oportunidad de asistir a la Feria del Libro de Bogotá? No he podido debido a que FILBo coincide con nuestra Feria. Cuando deje esta dirección, iré a Bogotá; lo tengo como deuda. Sé, además, que Bogotá es una gran ciudad cultural.
Como usted bien señaló, las ferias de Bogotá y Buenos Aires se celebran prácticamente en las mismas fechas. ¿Prima la competencia, o se impone el deseo de generar entre ambas una sinergia que atraiga a autores de países lejanos a Sudamérica?
Hacemos de esta coincidencia, que por ahora no podemos resolver, una posibilidad de sinergia. Solemos ponernos de acuerdo con sus organizadores (conozco a Sandra Pulido y a Giuseppe Caputo) para que varias visitas europeas y norteamericanas hagan una doble presentación sudamericana. Estoy convencido de que las ferias latinoamericanas nos fortalecemos las unas a las otras, y en la reunión que hacemos en Frankfurt o en los encuentros en Guadalajara trabajamos para beneficiarnos mutuamente. Si nosotros, que somos los más antiguos, estuviéramos solos, no nos iría tan bien. En buena hora que surgieron Guadalajara (a la que nuestra Fundación le aportó asesoramiento), Bogotá, Santiago, etc.
Argentina será país invitado el año que viene en Bogotá y nosotros ya tenemos resuelta la ciudad que recibiremos
¿Cuándo será Colombia el país invitado a la Feria del Libro de Buenos Aires?
Nosotros tenemos ciudad invitada. ¡Cuando Bogotá o Medellín quieran, nos sentamos y ponemos de acuerdo! Por ahora, 2018 y 2019 lo tenemos resuelto. Pero aprovecho este medio para que las autoridades de ambas ciudades sepan de nuestro interés.
Le propongo una idea: ¿por qué no hacer un intercambio que haga que el mismo año que Colombia sea el país invitado a la Feria de Buenos Aires, Argentina sea el país invitado a FILBo?
Eso no será ya posible porque Argentina será país invitado el año que viene en Bogotá y nosotros ya tenemos resuelta la ciudad que recibiremos. De todos modos, son gestiones distintas. Que Argentina acepte ser país invitado es algo que decide nuestro Gobierno, a través de su Cancillería. En cambio, nosotros somos una fundación, es decir, una ong que no tiene que ver con los estados y nuestras decisiones son autónomas de las políticas o gubernamentales.
Todos sabemos que no todos los asistentes de este tipo de ferias son lectores asiduos. ¿Qué podemos hacer para hacerles comprender que la lectura debiera ser un hecho cotidiano y no una excepción de carácter anual?
Hay que concebir las ferias como acontecimientos culturales, como momentos de encuentro entusiastas con toda la cultura, en la que el libro es eje. Hay que energizar al público tras su contacto con el libro para que no lo pierda de su horizonte. Por suerte, ambas ferias tienen una fecha temprana y eso ayuda. De todos modos, nuestras encuestas nos dicen que el público asistente es, mayoritariamente, un lector frecuente, que entra varias veces al año a una librería o a una biblioteca.
Concursos con restricciones hay muchos: edad, nacionalidad, sexo, etc. Creo que cada año ayudaremos a encontrar un grupo de autores valiosos, con una obra no solo hecha sino también todavía por hacer, para provecho del mundo editorial y los lectores.
Este será su tercer año como director. ¿En qué evolucionó la Feria desde el comienzo de su gestión? ¿Qué queda por mejorar?
Hemos dado buenos pasos en atender al fenómeno del lector juvenil, fortalecimos varios de nuestros programas como el Diálogo de Escritores Latinoamericanos, el Diálogo de Escritores Argentinos, el Festival Internacional de Poesía, hemos resuelto con buenas decisiones las ciudades invitadas (que ahora será Los Ángeles), este año haremos varias acciones dirigidas a la comunidad científica… Y, además, crecemos mucho en las Jornadas Profesionales gracias a programas de ayuda para editores, libreros y bibliotecarios, y armamos, por segunda vez, el Nuevo Barrio, una zona gratuita para doce editoriales que nunca han participado; el año pasado estuvo allí Rey Naranjo de Colombia. Ahora trabajamos para mejorar cuestiones organizativas y de comunicación, que requieren cada vez mayor atención, porque, además, somos una feria de veintiún días.
Pese a que la Fundación El Libro ha hecho el esfuerzo de organizar un premio literario de peso y con un jurado de prestigio, he sido muy crítico de que los autores mayores de cincuenta años estén impedidos de participar. ¿Por qué han incorporado semejante restricción cuando todos sabemos que es ínfima la cantidad de autores (incluso mayores de cincuenta años) que logra publicar?
Hemos argumentado esta decisión y puede leerse en nuestro sitio web. Sintéticamente, hay pocos concursos que apoyan a autores en edad de maduración de sus obras, así que este concurso amplía las posibilidades de los que están en esa etapa de su vida personal y literaria. Es decir, no quisimos hacer un concurso juvenil pero tampoco uno para autores ya consagrados, con obra desplegada, a los que seguramente interesaría participar por el monto del premio. Concursos con restricciones hay muchos: edad, nacionalidad, sexo, etc. Creo que cada año ayudaremos a encontrar un grupo de autores valiosos, con una obra no solo hecha sino también todavía por hacer, para provecho del mundo editorial y los lectores.
¿Tienen pensado cambiar esa cláusula para futuras ediciones del certamen?
Creo que con lo dicho, está claro que mantendremos la condición. Ya tenemos a los ganadores de esta edición y estamos felices de haber cumplido con nuestro objetivo. Porque hay ganadores para los que el premio será, más allá del dinero, una distinción importante para seguir su carrera por el o los sellos editoriales que elijan.
* Pablo Hernán Di Marco.
Autor de las novelas Las horas derramadas (ganadora del XXI Certamen Literario Ategua 2010, España), Tríptico del desamparo (ganadora de la I Bienal Internacional de Novela «José Eustasio Rivera» 2012, Colombia), y Espiral (finalista del XIX Premio de Novela Ciudad de Badajoz 2015, España). Desde Buenos Aires trabaja vía Internet en la corrección de estilo de cuentos y novelas.
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