Libertad de expresión bajo amenaza

Por: Enrique Santos Molano / Tomado del diario El Tiempo / Bogotá. 
La libertad de expresión se ejerce cuando un mandatario les brinda máximas garantías de seguridad a quienes lo critican. Este no es el caso de la Alcaldía de Villa de Leyva con el periodista Mario Lamo Jiménez.
El Pen Colombia de Escritores ha enviado a sus afiliados un comunicado, el pasado miércoles 24, que pregunta: “¿Por qué se persigue a Mario Lamo Jiménez, comunicador y escritor integrante del Pen Colombia, y se cierra Villa Viva Vive?”
Antes de continuar, una explicación. Mario Lamo Jiménez es un escritor, dramaturgo laureado, antropólogo, poeta y periodista colombiano que, después de veinticinco años de residencia en los Estados Unidos, resolvió retornar a su patria y escogió como lugar de residencia la idílica y colonial Villa de Leyva, donde, en los dos últimos años, publicó un portal titulado Villa Viva Vive (VVV), que alcanzó una cifra de tres mil doscientos suscriptores y un promedio de cincuenta mil visitantes por número.
El comunicado del Pen responde la pregunta citando partes del postrer editorial de Villa Viva Vive, escrito por el grupo de ciudadanos meritísimos de Villa de Leyva que acompañaron en su tarea al periodista Lamo Jiménez, dice: “Nuestro municipio ha estado siempre a la vanguardia de la tolerancia, permitiendo que en su territorio convivan personas de las más diversas creencias y estilos de vida; aunque no siempre estemos de acuerdo unos con otros, tenemos tradición de respetar a quienes se nos diferencian. Por esta razón, es tan grave lo que está sucediendo en Villa de Leyva.
“Desde Villa Viva Vive (VVV) queremos expresar nuestra preocupación por las amenazas que en el último tiempo ha venido sufriendo la libertad de expresión en el municipio. Hemos visto cómo el disenso y las posturas incómodas cada vez son menos toleradas, hasta el punto de provocar panfletos; hemos observado cómo individuos y grupos que se atreven a cuestionar a los poderes locales son intimidados de diversas maneras”. Para concluir: “Con profundo dolor nos despedimos de Mario Lamo, aterrados de que Villa de Leyva haya dejado de ser ese remanso de paz en el que todos querían vivir”.
En términos concretos, el editor de VVV, Mario Lamo, cerró su publicación y decidió salir de Villa de Leiva, no solamente por la manifiesta hostilidad de un grupo de amigos del alcalde, sino por las (no quiero llamarlas amenazas, todavía) amables advertencias que el señor alcalde, por interpuesta persona, le hizo llegar al periodista. “Dígale que no puedo garantizar su seguridad”. Si un mandatario (nacional, departamental o municipal) no puede cumplir con la obligación constitucional para la que fue elegido por sus mandantes, de proteger la vida, honra y bienes de los ciudadanos, y de garantizar la seguridad de todos y de cada uno, y además, de velar por el ejercicio de la libertad de expresión, su deber es renunciar.
Precisamente, la libertad de expresión se ejerce cuando el mandatario les brinda las máximas garantías de seguridad a quienes lo critican o lo atacan, pues a los que lo elogian no tiene necesidad de ofrecerles garantías.
Si no me equivoco, el actual alcalde de Villa de Leiva fue uno de los firmantes de la Declaración de Chapultepec, México, que incita a los gobiernos a proteger la libertad de expresión. Por ello es inexplicable la actitud de la administración de Villa de Leyva contra un medio independiente que publica informaciones y opiniones desfavorables al mandatario local. “No se le puede garantizar su seguridad”, en boca del alcalde, es un mensaje claro, inequívoco, dirigido al periodista crítico, que equivale a “más le vale que se calle”. O que se vaya, como ha tenido que hacer Mario Lamo.
Eso tan grave que ocurre en Villa de Leyva, como lo manifiestan los ciudadanos en la edición póstuma de VVV, pero también pasa en la mayoría de los municipios colombianos cuyos alcaldes son aupados por la mafia feudal de señores de pistola y motosierra, que además son dominados por ella. De ahí la necesidad imperiosa de una reforma electoral inmediata que conjure la muerte de la democracia. Sin embargo, los poderes Ejecutivo y Legislativo parecen totalmente sordos al respecto.
Por lo mismo no resulta insólita una página de Facebook en la que el alcalde de Villa de Leyva ataca al periodista Mario Lamo con un galimatías de insultos que pretenden desprestigiar al periodista. El alcalde, por supuesto, tiene derecho a defender los actos de su administración, pero la andanada que lanza contra Lamo, lejos de defenderla, acaba por hundirla en el oprobio. Con un ítem gravísimo, la página de Facebook (que se utilizaba para atacar a los concejales de la oposición, y a cualquiera que expresara su inconformidad con la gestión del alcalde) tiene una identidad falsa. Descubierto el truco por los directivos de Facebook, procedieron a su cierre inmediato.
Muchos periodistas de los municipios colombianos que han visto caer asesinados a más de 130 colegas en los últimos años, y escapar a otros muchos para salvar sus vidas, sobreviven hoy con el miedo de publicar lo que piensan o informar con la verdad. La libertad de expresión en las regiones está a punto de desaparecer. Y el Acta de Chapultepec posiblemente se convertirá en letra muerta, como ya sucede en el mismísimo México donde fue suscrita, entre varios miles, por el mismísimo alcalde de Villa de Leyva.
No está de más recordar que Villa de Leyva se ufana de ser la última morada de Antonio Nariño, el ciudadano que por traducir y publicar los Derechos del Hombre y defender la libertad de expresión pasó varios años de su vida en las mazmorras españolas.

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