Amistades y bordados: de cómo se entretejen las vidas
De la amistad que entrelaza a tres mujeres a lo largo de su adolescencia, así como los hilos de un bordado se entrelazan para formar magníficas obras de arte nos habla la escritora mexicana Jazmina Barrera en Punto de cruz su nueva novela.
Por: Claudia Sterling*
“Me di cuenta de que lo que tenía que hacer era bordar la historia de las amigas con el ensayo y el resultado es este ensayo-colcha hecha con retazos” – Jazmina Barrera.
La escritora Jazmina Barrera (Ciudad de México, 1988), @Jaztronomia en TW, aprendió a bordar de pequeña de la mano de su abuela y de una profesora de primaria, como muchas latinoamericanas lo hicimos, al tratarse de una tradición milenaria que se transmite entre mujeres, de generación en generación.
Del libro nos anuncia Antonio Muñoz Molina: «Uno de los recuerdos más luminosos de mi infancia es aquel en el que mi madre, con su voz cálida y paciente, me explicaba ‘Las hilanderas’, de Velázquez. Leyendo el nuevo libro —también delicado, también paciente— de Jazmina Barrera, no he podido evitar acordarme de ese cuadro, y encontrar así las resonancias de una voz que se toma la molestia de explicar a otras mujeres; de mostrarnos esas manos tejiendo a escondidas, con el propósito de regalarnos un ángel. Barrera cose y descose aquí una memoria lírica, lúcida, erudita, familiar, y con ella despierta en nosotras recuerdos que parecían ocultos. Hoy miro el cuadro de ‘Las hilanderas’ y en el mismo centro veo la pasión de Jazmina Barrera, acompañada tal vez de Marguerite Duras, o incluso de Maggie Nelson, y sin embargo su empeño es único, su voz es fuerte, su narrativa nos atrae y nos sugiere, desde el huso hasta el dedal».
Nos dice Barrera que “la escritura de este libro tuvo dos etapas, en realidad, hace más o menos seis años, escribí un ensayo sobre bordado y feminicidios, un texto fragmentario que se publicó por ahí, pero siempre me quedé con ganas de hacerlo crecer. Después, hace unos cuatro años, empecé a escribir esta novela que en principio era por… yo creo que una especie de duelo que estaba yo pasando por una transformación en mi dinámica con las amistades, y quería regresar a ese tiempo de la adolescencia en que las amistades eran las relaciones más importantes de mi vida”.
“Tardé mucho tiempo en darme cuenta de lo que había vivido y escribir esta novela era parte dedigerirlo y asimilar”.
La novela Punto de cruz que ahora reseñamos es, en gran parte, autobiográfica: en medio de particulares anécdotas se entretejen duros sucesos en donde aparecen la anorexia, la pérdida, la violencia sexual o la pedofilia. “Tardé mucho tiempo en darme cuenta de lo que había vivido y escribir esta novela era parte de digerirlo y asimilar. No sé si sanar, pero por lo menos entenderlo más. Es una historia muy personal y hasta cierto punto muy dolorosa para mí y me cuesta hablar del libro, pero estoy aprendiendo”, dice Barrera.
El libro lo compré en México, editado por Ed. Almadia 2021, en la FILMinería, una feria del libro a la que recomiendo ir al menos una vez en la vida, pues se trata de una de las más importantes de ese país y de Latinoamérica, con la buena noticia de que la Editorial colombiana Laguna Libros ha comprado sus derechos y lo traerá para la Feria Internacional del Libro de Bogotá 2023 (FILBo). También existe una edición española de 2021, con Ed. Tránsito. La carátula más bella, sin duda, es la de Almadía, pero la edición más hermosa, la de Laguna Libros.
¿Y de qué va el libro? De la amistad que entrelaza a tres mujeres a lo largo de su adolescencia, así como los hilos de un bordado se entrelazan para formar magníficas obras de arte.
La inesperada muerte de Citlali, la mejor amiga de la narradora-protagonista, Mila, es el punto de partida de esta novela, que narra la transición a la adultez de tres adolescentes: Citlali, Mila y Dalia. Esta muerte hace que Mila inicie un viaje al pasado a través del cual intenta descifrar los orígenes y las razones de esa muerte. Además de entrar de su mano a las aulas escolares, viajamos con ellas a Europa, en uno de esos viajes iniciáticos que jamás se olvidan: un viaje en el que descubrirán que las heridas de su infancia y adolescencia siguen en carne viva y que el tejido de la amistad es de los únicos que puede intentar repararlas a través del conocimiento tanto interior como colectivo.
«Si la alegre era Dalia, entonces las tristes éramos Citlali y yo. Pero yo no estaba de acuerdo, para mí Citlali era la divertida, aunque es cierto que el humor no necesariamente se contrapone a la tristeza. La de los gestos, las imitaciones y las bromas era Citlali. Yo era la de los chistes en voz baja, la de los buenos chistes que nadie recordaba que yo había dicho, y mi tristeza era así también: una tristeza en voz baja».
“La novela que ahora reseñamos es, en gran parte, autobiográfica: en medio de particulares anécdotas se entretejen duros sucesos en donde aparecen la anorexia, la pérdida, la violencia sexual o la pedofilia”.
El relato lo hace una Mina ya adulta y, con la distancia que el tiempo le ha dado, y la distancia que se ha creado entre ellas mismas, nos va descubriendo un mundo – que puede ser el de cualquier secundaria latinoamericana – en el que las violencias machistas, clasistas, y racistas, así como sus secuelas sicológicas no resueltas son, en definitiva, el pan de cada día.
Las tres amigas encuentran en la amistad, como en el bordado la comunidad y la herramienta más poderosa de solidaridad, cariño, cuidado, reflexión, resistencia, la libertad, la comunidad y el arte.
«Siempre estábamos bordando y bordábamos juntas. Citlali bordaba un bestiario de animales y plantas extintas, de colores brillantes, y una colección de arañas y telarañas que llamaba su aracnario; Dalia bordaba patrones abstractos, cenefas cada vez más intrincadas; y yo bordaba en mi ropa frases de libros y canciones, y dibujos de objetos, partes del cuerpo y figuras prehispánicas. La gente empezó a referirse a nosotras siempre en plural, con los mismos adjetivos – listas, cariñosas, cortadas, ñoñas, miedosas – a imaginarnos como una criatura de dos o tres cabezas».
Jazmina Barrera tiene un palmarés envidiable e impecable, y la tendremos en la FILBo que se realiza entre el 18 de abril y el 2 de Mayo de 2023 y cuyo país invitado es México.
Jazmina fue becaria de la Fundación para las Letras Mexicanas y beneficiaria de las residencias de la Casa Estudio Cien Años de Soledad. Fue becaria del programa de Jóvenes Creadores del Fonca. Estudió la maestría en Escritura Creativa en Español en NYU con el apoyo de la beca Fullbright. Sus textos han sido publicados en revistas como The Paris Review, El País, Words Without Borders, Malpensante, Electric Literature y The New York Times, entre otras. Es autora de Cuerpo extraño, Cuaderno de faros, Linea nigra, Los nombres de los animales y Punto de cruz. Su libro de ensayos Cuerpo extraño / Foreign Body ganó el premio Latin American Voices 2013. Linea nigra fue finalista del premio CANIEM al libro del año, del premio Primera Novela y del National Book Critics Crircle’s Gregg Barrios Book in Translation Prize. Cuaderno de faros fue parte de la longlist del premio Von Rezzori. Sus libros han sido publicados en nueve países y traducidos al inglés, italiano, holandés y francés. Es socia fundadora de Ediciones Antílope. Vive en Ciudad de México con su esposo, el también escritor chileno Alejandro Zambra.