Marketing y demagogia

Por: Eugenia castaño/ España
Hitler el más adepto admirador de Musolini, maestro de la tan antigua y utilizada manipulación de las masas, se cebó con los judíos, por ser una minoría que resultaba económica y socialmente incómoda, quien al prometer quitarlos de en medio hizo que los alemanes y europeos se fidelizaran con su movimiento. Y ese mismo modelo es el que podemos ver ahora en candidatos y presidentes en diferentes países del mundo. Ya no se sabe si es una presidencia para el bienestar de los ciudadanos, permitiéndoles vivir en libertad, dignidad y desarrollo personal sin importar origen desde que estos ciudadanos contribuyan al progreso con su trabajo o es un reality para ganar puntos en el prime time, términos ya impuestos en el uso de nuestra lengua española. También se crean esas fidelizaciones para promover otros intereses, entonces se protegen a unas comunidades a cambio de reunir votos y hacer grupos fuertes pero si se ve el fondo no se hace por la búsqueda de alguna justicia o la paz, sino para utilizar esos grupos minoritarios o rechazados socialmente y formar grupos de adeptos grandes y fuertes por alguna causa que toca la sensibilidad de las personas para cumplir un objetivo concreto político o económico, contribuyendo de una manera anti ética a la estigmatización y persecución de otros.
De los ejemplos más recientes, algunos demagogos se ceban con latinoamericanos para fidelizar los votos de blancos y negros, porque los latinoamericanos son la mano de obra barata en los trabajos más difíciles y mal remunerados en su gran mayoría y aunque ya hay un gran número de ellos que están cada vez mejor cualificados, sirven a países desarrollados en la ciencia, el arte, el comercio y otras áreas pero al ser minoría no afecta irse en su contra para reunir mayor número de votantes que caen redondos en un plan de marketing político. 
Igual sucede con otros tantos lugares en el mundo, se admiten tiranos, se tienen buenas relaciones políticas con países y regímenes corruptos para ganar otras fuerzas o dividendos derivados de distintos frentes. No debería permitirse en ningún país del mundo, poderoso o no poderoso que existan posibles presidentes xenófobos, o que no respetan a sus contrincantes, que no respetan a las mujeres y las catalogan como inferiores en algún aspecto, o que privan de la libertad a los grupos de la oposición. No debería permitirse que alguien así sea presidente de ningún país y más si ese país es poderoso porque podría en un ataque de ira o de pedantería lanzar una bomba donde se le ocurriese y entonces repetiría historias que no cabe recordar de la pena que producen y aún hoy existen sus terribles efectos. Aumentaría el peligro de lo que tan bien y con razón preveía Einstein, o dejaría un nuevo legado de guerras, exterminios y odios. 
El tema es que los latinoamericanos, y otras poblaciones marginadas por su condición socioeconómica deben aprender a pensar como los fuertes del mundo porque de lo contrario siempre serán su mano de obra barata, o quienes les brindan los recursos a las grandes multinacionales. Aunque ya pasó la etapa dura de conquista y colonización, es pasado y quizá lo que conviene es asumir el presente, trabajar por un mejor futuro y centrarse en lo que hoy se tiene en común producto de toda esa historia y es tan fuerte que no somos conscientes de ello, se llama lengua, el español nos une, es de las lenguas más habladas en todo el planeta, es un legado cultural e intelectual que alucina y ha influido e influye en el mundo. Esa fuerza se hace aún más ventajosa si hay unión entre todos los que tienen origen en lenguas hispanas y latinas. Es muy importante recordar que la segunda lengua materna más hablada en el mundo es el español, y Estados Unidos es el segundo país con más hablantes en español. 
La fuerza está en la cohesión y no permitir mas fracciones. Aunque existen diferencias históricas las raíces genéticas, costumbres, forma de ver y sentir el mundo son de raíces Indígenas, Negras, Hispanas y Latinas, esa gran mezcla es el hoy, nada que hacer, eso es lo que se tiene y es lo que cuenta, basta con estudiar un poco la base de las constituciones políticas, bailes, poblaciones, arte, literatura, etc.. 
Cuando Latinoamérica ha sido necesario le han dado importancia histórica para dividir porque finalmente a los imperios del mundo sin importar la lengua que posean, lo que les interesa es fidelizar adeptos para sus intereses. Los latinoamericanos no pueden seguir como una bola de tenis que va de un lado para el otro. Es verdad que es una sociedad y un continente joven, víctima de invasores, criollos corruptos y luego dirigentes corruptos en muchos casos que lo han llevado a ser uno de los continentes más pobres en una paradoja después de tener tanta riqueza como tiene y ha tenido, minas de plata, oro, yacimientos de petróleo, recursos naturales de diversa índole, alimentos, etc. de los que se abastece al mundo.
¿Por qué siempre debe tener uno u otro dueño? Porque falta formación generalizada, son pocos los que la tienen, falta nutrirse, saber la historia y querer cambiarla y no conformarse con espejos en cada etapa histórica. Aprender a hacer alianzas que favorezcan al continente, no dejar los destinos de las patrias en traidores mediáticos que no tienen sentido de la cultura como tal y se venden.
Cómo puede decir un latinoamericano que es comunista o capitalista o maoísta, anarquista, nuevo liberal, o religioso o lo que sea si no estudia a fondo el comienzo y trayecto de esos movimientos a los que él sirve por algún demagogo de turno, por promesas de un trozo de pan a cambio de la dignidad y la libertad.
Cada uno de esos movimientos que se han impuesto y que de manera superficial se quieren contrarrestar con nuevas ideologías sin saber de los unos y de los otros sus vicios, sus holocaustos, sus intereses de fondo no de forma. Para cambiar esa historia es urgente que cada uno haga uso de su gran poder ciudadano del voto y lo de a conciencia y con conocimiento y si los candidatos que hay a la mano ninguno sirve por corrupto o por ineficiente, es deber votar por el candidato contrario que tenga la minoría y quitarle fuerza a los tiranos o traidores con las patrias.
Latinoamericano que no se prepara académicamente, con un oficio, negocio o que aporte algo que lo haga crecer a él o a su entorno, está condenado a ser la mano barata y el nuevo esclavo del siglo XXI. Y los latinoamericanos preparados están en el deber de unirse y hacer una nueva sociedad pujante y que sea respetada y apreciada por lo que ha dado y sigue dando al mundo civilizado, desde sus riquezas de las que ahora otros hacen gala, la mano campesina y obrera que ha trabajado los campos de alimentos y de drogas que otros consumen. Latinoamericanos que olvidan su origen y quieren sentirse ya de otras sociedades por su integración al vivir en otras patrias, están en su derecho de ser ciudadanos del mundo y amar y ser parte de ellas pero no olvidar como ser humano digno o que se respete cuál es su madre o su patria.
Escribe estas letras a quien le gusta la música en otras lenguas, la atrevida y contemporánea Beyonce, un humanista Bob Dylan, los Beatles, le gustan algunas bellezas chinas. o rusas, ama músicos como Bethoven y Mozart, escritores que le han tocado los tuétanos como Tolstoi, Shakespeare o Thoreau, poesía preciosa de Virginia Woolf o Whitman; libros que son una guía como el retrato de Dorian Gray de Oscar Wilde, los inconfundibles y universales Nietzsche y Kafka, bueno no terminaría la lista. Pero también sabe que el flamenco enloquece a la otra parte del mundo, o bailan la cumbia de Shakira, también una gran parte admira y conoce a Gabriel García Márquez, a Botero, quién no sabe de Cervantes Saavedra, un inigualable Victor Hugo, o un Albert Camus, quién desconoce a poetas de la talla de Ruben Darío, Borges, Neruda , o Violeta Parra, acaso no trascendió Cortazar, en fin son tantos y tantos los hombres y mujeres valiosos en todos los lugares del planeta que no se trata de resentimiento o sectarismo, se trata de crear conciencia y dar y pedir respeto como entidad cultural y grupo humano Latinoamericano, Hispanoamericano e Iberoamericano, según sea el caso que debe ser reconocido y valorado por su propio bien pero también para impedir el retroceso en este mundo.

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