Reseña de «Confesiones» de Henry Marsh

FOTO: C. VALLE (CORTESÍA EDICIONES
SALAMANDRA )

Por: Ileana Bolívar R.

A pocas semanas de
jubilarse, Henry Marsh (Oxford, 1950), el eminente neurocirujano de Gran
Bretaña, hace una radiografía de su vida al servicio de la medicina durante casi
40 años a través de una narración profunda, rigurosa y, sobre todo, humana.

Confesiones (Salamandra, 2018) es la segunda obra
publicada tras el éxito de su ópera prima, Ante todo no hagas daño,
con la que ganó varios premios y ha sido traducida a más de veinte idiomas. Más
allá del prestigio del autor, esta obra también ha sido muy bien recibida por
la crítica: «Un libro muy entretenido. […] Abunda en él la honestidad, una
cualidad tan rara y admirable entre los cirujanos de élite como, supongo, entre
los escritores de libros de memorias.» The Guardian.

Confesiones no se trata sobre la muerte,
aunque lo parezca. Es más una mirada sensata acerca de cómo asumimos los
finales cuando la soledad es nuestra única compañía; factores que nos llevan
repensar que los ciclos en la vida deben cerrarse. Dice Marsh: «Voy a
empezar de cero, pero me estoy quedando sin tiempo». Esta frase retumba de
principio a fin en el libro y va hilando el presente con el pasado que intentan
resolver un futuro. Aquí aparecen su infancia, su paso por la universidad y las
razones que lo llevaron a abandonar sus estudios en política, fi losofía y
economía. Marsh relata sus complicadas relaciones familiares debido al
trabajo y reconoce sus obsesiones, sus equivocaciones y sus triunfos como
neurocirujano.

Este autor es un
hombre honesto y Confesiones pareciera ser para él un ejercicio de
catarsis en el que también muestra las difíciles condiciones que implican
trabajar como neurocirujano. En la obra critica la burocracia y la ineficiencia
del sistema de salud de algunos países donde trabajó. También, aborda sin mayor
problema la situación salarial, los altos costos de los tratamientos y los
procesos legales a los que se ven sometidos los médicos, a veces sin justificación
alguna.

Hay que reconocer en Marsh
que su obra logra cambiar de alguna manera la idea frívola que se tiene hoy
de los médicos, al invitarnos a creer en un profesional dispuesto a auxiliar a
los pacientes con respeto y dignidad. Y lo hace magistralmente. Su narración
está marcada por la experiencia de un hombre que supo interpretar su papel en
el mundo de la medicina y la humildad que le otorgó el conocimiento y el saber
para generar vínculos más humanos. No afectivos: «Cuando nos convertimos en
médicos, la mayoría nos vemos obligados a reprimir nuestra empatía si queremos
actuar con eficacia. La empatía no es algo que tengamos que aprender, sino algo
que debemos desaprender. »
Si algo se ha dicho
de Marsh es que es «el neurocirujano que humanizó la medicina» y es tal
vez la frase que más lo podría definir: se preocupó por conocer la vida y la
historia de sus pacientes. Sus sentimientos confutaban cuando se trataba de
tomar decisiones médicas en las que prefería no salvar una vida a que esta
tuviera que vivir en estado vegetativo: «A veces, en mis momentos de mayor
desánimo, dudo si estamos reduciendo la suma total del sufrimiento humano o la
estamos aumentando.» Marsh también dependía de factores sociales y hasta
políticos de los países y en las creencias y los ritos en que se refugiaba un
enfermo y su familia; eran pocos los que comprendían «la importancia crucial
del cerebro, de la naturaleza física del pensamiento y el sentimiento, o de la
irrevocabilidad del muerte.»

Hay mucho por decir
de Confesiones y les aseguro que es una lectura agradable, valiosa y
brillante que nos permite ver desde una nueva perspectiva la muerte, el dolor y
la vida, así como lo hizo Marsh trabajando muchos años en una sala de
cirugías de paredes blancas y extremadamente limpia y fría.
Confesiones
Henry Marsh
Ediciones Salamandra
Género: Memorias
Páginas: 304




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