La manipulación emocional, seamos víctimas o verdugos, repercute
negativamente en nuestro bienestar psicológico. Si no conseguimos alejarnos de
esa actitud tan dañina, nunca lograremos alcanzar la serenidad vital. La
herramienta que utilizamos para conseguirlos es la manipulación que, ejercida
de manera consciente o inconsciente, ha pasado a desempeñar un papel
fundamental en todos los ámbitos de nuestra experiencia: desde el afectivo al
profesional, pasando por el familiar o el social. Yo te manipulo, ¿y tú qué
haces? nos
invita a reflexionar sobre los beneficios anímicos y espirituales que nos reportaría
dejar de influir sobre los demás y evitar que las personas de nuestro entorno
nos manejen con la intención de lograr sus propios fines.
negativamente en nuestro bienestar psicológico. Si no conseguimos alejarnos de
esa actitud tan dañina, nunca lograremos alcanzar la serenidad vital. La
herramienta que utilizamos para conseguirlos es la manipulación que, ejercida
de manera consciente o inconsciente, ha pasado a desempeñar un papel
fundamental en todos los ámbitos de nuestra experiencia: desde el afectivo al
profesional, pasando por el familiar o el social. Yo te manipulo, ¿y tú qué
haces? nos
invita a reflexionar sobre los beneficios anímicos y espirituales que nos reportaría
dejar de influir sobre los demás y evitar que las personas de nuestro entorno
nos manejen con la intención de lograr sus propios fines.