Alicia Alonso…el libro

No. 6.984, Bogotá, Martes 24 de Febrero del 2015

Alicia Alonso…el libro

Primera Bailarina y Directora del Ballet Nacional de Cuba 
Nació el 21 de diciembre de 1917 en La Habana (Cuba), donde inició estudios de danza en la Escuela de Ballet de la Sociedad Pro-Arte Musical en 1931. 
Tras algún tiempo residió en los Estados Unidos y continuó su formación con Enrico Zanfretta, Alexandra Fedórova y otros profesores eminentes de la School of American Ballet. Comenzó a trabajar como profesional en 1938 al debutar en las comedias musicales Great Lady y Stars in your eyes. Un año después integró las filas del American Ballet Caravan, antecedente del New York City Ballet. En 1940 pasó a formar parte del Ballet Theatre of New York, año de su fundación. A partir de este momento comenzó una brillante etapa de su carrera, como intérprete suprema de las grandes obras del repertorio romántico y clásico. Fue en esta etapa cuando trabajó junto a Mijail Fokine, George Balanchine, Leonide Massine, Bronislava Nijinska, Antony Tudor, Jerome Robbins y Agnes de Mille, entre otras significativas personalidades de la coreografía del siglo pasado. 
Fue la intérprete principal en el estreno mundial de importantes obras como Undertow, Fall River Legend y Theme and Variations. Actuó en numerosos países de Europa y América con el rango de prima ballerina. En 1948 fundó en La Habana el Ballet Alicia Alonso, después Ballet Nacional de Cuba. A partir de ese momento, sus actividades se compartieron entre el American Ballet Theatre y su propio conjunto, que mantuvo con muy escaso o ningún apoyo oficial hasta 1959, año en el que el Gobierno Revolucionario de Cuba le ofreció su apoyo. De 1955 a 1959, bailó con los Ballets Rusos de Montecarlo, y se convirtió en la primera bailarina del hemisferio oeste en actuar en la entonces Unión Soviética y en la primera representante americana en bailar con el Bolshoi y el Kirov en los teatros de Moscú y Leningrado (hoy San Petersburgo) en 1957 y 1958. 
Sus versiones coreográficas de los grandes clásicos son célebres internacionalmente y se bailan en importantes compañías como los Ballets de la Ópera de París (Giselle, Grand Pas de Quatre, La bella durmiente del bosque); de la Ópera de Viena y El San Carlo de Nápoles (Giselle); de la Ópera de Praga (La fille mal gardée); y del Teatro alla Scala de Milán (La bella durmiente del bosque). 
Alicia Alonso fue investida con el grado de Doctora Honoris Causa por la Universidad de La Habana, el Instituto Superior de Arte de Cuba y la Universidad Politécnica de Valencia, de España. En 1993 la concedieron la Encomienda de la Orden Isabel la Católica, que adjudica el Rey de España Juan Carlos I. Ese mismo año se creó una Cátedra de Danza con su nombre en la Universidad Complutense, de Madrid. En ocasión del séptimo centenario de este centro de altos estudios, le fue conferida la medalla conmemorativa. 
Preside la Fundación Alicia Alonso, con sede en Madrid. En 1998 fue distinguida con la Medalla de Oro del Círculo de Bellas Artes de Madrid; la República Francesa le impuso la Orden de las Artes y las Letras, en el Grado de Comendador, y el Consejo de Estado cubano la condecoró con el título de Heroína Nacional del Trabajo de la República de Cuba. En junio de 1999, la UNESCO le otorgó la Medalla Pablo Picasso, por su extraordinaria contribución a la danza.
Casada con el crítico de danza, Pedro Simón Martínez, es madre de Laura Alonso.

Sobre el libro 

Es sumamente atractivo para mí el personaje de la cigarrera Carmen, la temperamental gitana creada por Merimée y recreada en la ópera de Bizet. En mi carrera he bailado varios personajes de carácter hispano, pera los cuales fueron muy útiles las clases de baile español que tomé en Andalucía en mi niñez. También éstas me fueron útiles para Carmen, aunque la versión de Alberto Alonso que interpreto es ajena a toda reconstrucción folklórica, y trabaja fundamentalmente un lenguaje simbólico, sumamente estilizado. El coreógrafo ubicó a los protagonistas en una plaza de toros, como símbolo de la lucha encarnizada que debe sostener Carmen con la vida. Carmen es un ser rebelde, fuerte, que se enfrenta a los falsos valores que la rodean y sucumbe al no encontrar el camino correcto para ejercer su actitud valiente y aguerrida. Así he concebido este personaje, en cuya expresión danzaria traté de resaltar la feminidad y sensualidad, aunque persiguiendo sobre todo un carácter, una filosofía en el personaje. Para muchos fue una sorpresa verme interpretar un personaje así, tan alejado de las etéreas y espirituales heroínas de los ballets románticos y clásicos. Sin embargo, Carmen se convirtió en uno de mis papeles más solicitados, y sin duda quedará entre los más indisolublemente unidos a mi carrera. Con él he tenido varias confrontaciones artísticas y estoy muy contenta de que siempre saliera airosa. Recuerdo, por ejemplo, cuando me disponía a bailarlo en el Teatro de Bellas Artes de México y supe que entre el público se encontraba Antonio, el gran bailarín español, y los miembros de su compañía; pero pronto me llegaron desde la luneta sus muestras de entusiasmo, sus favorables exclamaciones, y luego, en el escenario, al final de la función, las cariñosas apreciaciones de Antonio, que ha renovado luego en otros encuentros. También estuve muy preocupada cuando lo bailé en Barcelona y otras ciudades españolas, incluyendo una plaza pública en Sevilla, pero siempre recibí una calurosa acogida del público y la crítica. Creo que esta ha sido una de mis mayores recompensas por mi interpretación de Carmen, personaje que me proporcionado grandes satisfacciones como artista, la principal de ellas, la que se renueva en cada función por el hecho mismo de bailarlo.
En: Alicia Alonso. Prima ballerina assoluta. Imagen de una plenitud (testimonios y recuerdos de la artista). Fotografías de Tonatiúh Gutiérrez. Barcelona, Ed. Salvat. 1981. p. 227

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