No. 7232 Bogotá, Jueves 29 de Octubre del 2015
Jairo Peláez “Jarape”
“Charlie Hebdo” libertad de ser irreverente con quienes ejercen la libertad de ser intolerantes
Por: Jorge Consuegra (Libros y Letras)
– ¿Primero apareció el lápiz y luego la pared o el cuaderno?
– Primero fue el punto, luego llegaron la física y la química y finalmente el humor. Del humor salió Dios y el resto es historia.
– ¿Las témperas o las acuarelas fueron sus otros instrumentos de trabajo?
– Los ecolines. ¡Con ellos fue humor a primera vista!
– ¿Qué temas recuerda haber abordado en aquellos felices años de adolescencia?
– La muerte. Me coqueteaba desde lejos pero mis años jóvenes la desafiaban. Ya me es familiar; vive 3 pisos más abajo del mío.
– ¿A qué caricaturistas copiaba «fielmente»?
– Hacía copias desastrosas de Batman, supermán, Flash y cuanto superhéroe caía a mis manos en las viejas cuenterías de entonces. Los míos fueron héroes que no sobrevivieron el peso de las hojas que faltaron por llenar.
– ¿Qué caricaturistas fueron sus «maestros» en sus primeros años como dibujante?
– Llegué al Taller del Humor con muchas ganas de dibujar pero sin saber cómo hacerlo. Allí, al lado de Pinto, Nicholls, Grosso, Unomás, Azeta, León, Ceci, Elena, Fernández, Calarcá, Linares y otros grandes mi línea, tímida y burda, empezó a tener su propia personalidad.
– ¿Siempre sacaba cinco aclamado por sus dibujos en el colegio?
– Siempre cometía dibujos… pero tenía un “público” generoso.
– ¿Qué materias no le entraban por nada del mundo solo el dibujo?
– Siempre odié el Español, tan lleno de reglas absurdas. Con el dibujo me sentía libre; allí las tildes podían ser lluvia.
– ¿Hay drama cuando no sale la idea al momento y toca entregar la caricatura al periódico?
– ¡Impotencia total! Se siente uno como una plumilla sin tinta.
– ¿Qué hace cuando no llega la musa de la inspiración?
– Vuelvo a las noticias. La musa siempre se esconde detrás de alguna frase en los medios y se le reconoce porque tiene ese olorcito ¡Ajá!
– ¿Por qué una mujer protagonista diaria de sus dibujos en el periódico?
– Porque tiene ese sexto sentido que me falta a mí.
– ¿Siempre ha sido una constante en usted el poner a pensar a sus lectores especialmente con los desaparecidos?
– No siempre. Un día pensé que tener un espacio, por pequeñito que sea, en un diario tan importante como El Espectador me imponía una responsabilidad social. No se trataba solo de hacer pensar o reir sino que era una oportunidad para que, en un país amnésico como el nuestro, nunca olvidemos que hay gente secuestrada y desaparecida.
– ¿A qué maestros de la caricatura mundial le sigue sus pasos?
– Ronald Searle, Quino, Tunin, Boligán, Martirena… son tantos que el espacio es confinado para mencionarlos a todos y caminan tan a prisa que siempre los veré al filo del horizonte.
– ¿Cómo ve el movimiento de la caricatura nacional al ver que todos los días sale gente muy buena en este oficio genial?
– Me emociona ver jóvenes con tanto talento… mucho más que el de nuestra generación. Eso quiere decir que vamos para adelante y que los que ya pasamos la mitad del camino, de alguna manera, lo hicimos bien. Mi Guaica, por ejemplo, arrancó desde un punto al que a mí me costó mucho llegar.
– ¿Charlie Hebdo ¿Libertad o irrespeto?
– Libertad de ser irreverente con quienes ejercen la libertad de ser intolerantes.