- Nunca he creído en las musas ni la inspiración ni nada por el estilo. Escribir es un oficio, uno nace o no nace con la disponibilidad y los elementos indispensables, ahora, que lo descubra al comienzo o a la mitad o al final de la vida, es otro asunto, pero, no, escribir debe ser natural en uno como escribir. Claro que los talleres ayudan a descubrir a los que tienen esos elementos y los incentivan a desarrollarlos. En el caso contrario, nada que hacer. Lo primero que escribí, cuentos, muy malos, cuando estaba a mitad del bachillerato, muy malos, que al día siguiente rompía sin piedad. El primer cuento se llamaba “1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9…..” que gustó a amigos como Gonzalo Arango y Roberto Burgos Cantor pero más por solidaridad que otra cosa (Alberto Duque López).