Por: Lilia Gutiérrez Riveros
Acaba de llegar a mis manos El fuego de los nacimientos, es la Antología poética de Hernando Socarrás. Aún huele a tinta y empiezo a tocar la textura de sus versos.
También he disfrutado el prólogo de Gonzalo Márquez Cristo, que abre las puertas a este libro, de la colección “Los Conjurados”, publicado por la Editorial Común Presencia, con la cuidadosa edición de la escritora Amparo Osorio y la portada con la obra de Jaime Carrasquilla.
Este libro llega a manera de prodigio, la decantación de los sueños y de la vigilia, trae el encanto de las lunas, los instantes en que la palabra se torna milagro, entrega sus destellos fugaces.
La antología reúne 33 selecciones, como Socarrás llama sus libros. Entonces podemos encontrarnos con la evolución de su poesía desde 1980, cuando nace Un solo aquello, de donde surge este poema:
Por aquella época lo conocimos, con su atuendo blanco, su caminar especial, su forma de ser amigo incondicional y su voz que impregnaba los auditorios hipnotizando a los con celebrantes de la poesía.
En las tertulias, lo escuchábamos hablar con nostalgia y alegría de los aromas de la Costa Caribe, de sus amigos pintores y de los músicos, pero su oficio, su gran oficio, como en todos los instantes de su vida era y sigue siendo, entregarse por completo a la poesía.
Sigo tocando este volumen, de donde me llama este poema que hace parte de Piel imagina
Cada página es única y sus versos quizá nos lleven al vacío o al máximo destello de la luz. Con su manera especial de asumir la creación, entrega su filigrana en cada verso, en cada espacio. Aquí está esa forma inconfundible de reflexión en este poema de la colección Sin manos de atar
Por primera vez tenemos una publicación de Socarrás, con portada dorada, en donde se resalta su rostro de poesía. Estábamos acostumbrados a las carátulas blancas, a las páginas de gran espacio donde surgía como pintura cada verso, cada poema. En esta publicación vuelvo a disfrutar
En la poesía de Socarrás hay música, hay texturas, espacios, grandes espacios que llevan a esa comunicación con la plástica y con los ritmos que desde el Caribe tocan el alma de la cordillera. El arte mayor convirtiéndose en vuelo.
Socarrás es infinito, por fortuna. Podemos leerlo, releerlo y volverlo a leer, con la certeza de tener siempre en frente el poema nuevo. En la antología encontrarán el prodigio de creación.