Entrevista, Mary Daza Orozco

Mary Daza Orozco
El periodismo nos roba 
las horas de sueño
Por: Jorge Consuegra


Entrevista con Mary Daza Orozco

Mary Daza es incansable en y con su periodismo. A lo largo de los años ha sabido que no ha sido fácil ejercerlo y menos cuando varios de sus colegas y amigos han caído bajo las balas asesinas pero, aún así, insiste, continúa, se mantiene, persiste…
Ella no sabe a ciencia cierta cuándo, ni cómo le apareció la terquedad por esta profesión, el asunto es que recuerda que desde siempre quiso escribir, en trozos de papel, en los espacios blancos de los periódicos que caían en sus manos. Y ya en el colegio, era la primera en armar las carteleras, en ofrecerse a organizar los Centros Literarios. Fue entonces cuando descubrió que tenía facilidad para escribir y hasta para inventar. Pero aún más, para empezar a “fotografiar” el drama que a diario veía a su alrededor.
Escribió cuartilla tras cuartilla y un día resolvió enviar su primer escrito a El Espectador y se sorprendió cuando un vecino suyo, que tenía suscripción al diario de los Cano allá en Valledupar y le dijo con ese acento característico de los nacidos en el Valle de Upar: “Oye, Mary…mira que está tu nombre allí en letra imprenta. ¡Qué mosquito te ha picao´!”. Ni ella misma lo creyó, por eso salió corriendo como alma que lleva el diablo casi hasta el parque central a comprar un ejemplar, casi al mediodía, pues el único avión que llegaba a Valledupar, lo hacía un poco después de las diez cuando ya las noticias empezaban a añejarse…
Y sí, allí estaba su nombre en letras de molde, después de un gran título que le habían puesto a su crónica. Y así empezó a caminar por el periodismo en mayúsculas. Y aunque ya había intentado publicar un libro, este primer empujón la impulsó a escribir “en serio”.
Hoy, después de tantos años, ha resuelto tirar su casa por la ventana para celebrar con bombos y platillos los veinte años de la novela ¡Los muertos no se cuentan así!, que la catapultó hasta mucho más allá de las fronteras de su ciudad. Ahora se reedita con el sello Libros y Letras y con una magnífica portada diseñada por el destacado ilustrador Hache Holguín.
– ¿Qué fue primero Mary Daza periodista o Mary Daza escritora?
Mary Daza escritora, si se tiene en cuenta que a los ocho años comencé a escribir poemas y cuentos, a los diecisiete escribí una novela que nunca se publicó, Mujeres pueblerinas; después el periodismo me atrapó y se dio una mixtura  interesante: la periodista escritora o la escritora periodista.
– ¿Cuál de los dos oficios te ha quitado más el sueño?
– Ambos desvelan. Sí, cuando hay una sensación, esa dulce sensación que deslumbra y atosiga, el oxímoron perfecto, y que da como resultado el imperioso deseo de escribir, de narrar esa historia que se metió de forma sutil en todos los sentidos, no hay posibilidad de dormir. El periodismo, de la misma manera, nos roba las horas de sueño sólo por el afán de la inmediatez, hay que escribir ya; la novela, el cuento admiten la calma, la espera.
–  ¿Y cuál de los dos llevas más entrañablemente en el alma?
– Mis novelas, mis cuentos, mis relatos tienen esencia periodística, algunos muy evidente como ¡Los muertos no se cuentan así!, otros, refundida, la denuncia enmascarada, como en Encuéntrame, eso creo.
– ¿Qué tipo de periodismo estamos haciendo en Colombia con tanto señalamiento por parte de algunos gobernantes de turno?
– El mismo que he conocido, la diferencia está en que en el de ahora los señalamientos son más abiertos, antes eran soterrados y un tanto temerosos.
– ¿Es complicado hacer periodismo desde ciudades apartadas como Valledupar?
– Apartada, ¿De qué?, ¿Del centro del país o de la mano de Dios? Valledupar ha sido una de las ciudades intermedias en la que el periodismo ha vivido entre la Verdad y la Muerte: se salía de cubrir una matanza por parte de la guerrilla para a las pocas horas ir a cubrir otra perpetrada por los paramilitares. Era ver cómo caía la mejor amiga, Amparo Jiménez, baleada porque denunció maltrato a los campesino; al amigo Guzmán Quintero por lo mismo; a Consuelo Araujo Noguera la incisiva y valiente; era recibir la orden de estar en tal sitio para ir con un grupo armado entre montañas y a veces entre encontronazos con el ejercito sólo para entregarle al periodista un boletín que ningún medio iba a publicar; era  tener que salir en volandas a esconderse en otras regiones por las terribles amenazas porque no gustó una crónica o una noticia y tanto y tanto… eso, además de ser muy complicado, es tremendo de afrontar, sólo el empuje que da la mística por el trabajo que se escogió hace que uno siga adelante con el convencimiento de que en cualquier momento lo pueden matar o secuestrar. Eso se ha calmado un poco, pero las amenazas siguen, de ahí ha surgido algo muy triste: la autocensura.
La corrupción, como en todo el país, pero aquí se ve más, decepciona, tanto que es muy difícil creerle a cualquier funcionario y lo más triste es que muchos periodistas se han contagiado, son corruptos. Yo no diría que es complicado, es más que eso: muy enmarañado.
– ¿Cuál fue tu primer escrito literario?  
– Mi padre mostraba con asombro unos versos (no puedo llamarlos poema) que escribí cuando yo tenía siete años de edad, ese fue mi primer intento, inconsciente tal vez, de hacer literatura, pero ya adulta creo que lo formal fue un cuento titulado “Si lo hubieras  dejado vivir”, que ganó el premio nacional del Concurso Literario Instituto de Cultura del Cesar (1986), es un cuento con un tratamiento lírico, pero muy didascálico, en el que el aborto provocado es fustigado sin compasión.
Entrevista con Mary Daza Orozco
– ¿Cómo surgió el libro que ahora cumple 20 años?
– Precisamente de un trabajo periodístico para El Espectador. En la zona de Urabá conocí toda la historia y más, desafiando el peligro regresé y todo se limitó a una pequeña crónica, mientras mi libreta y mi grabadora estaban llenas de sucesos dolorosos que no se podían quedar inéditos. Comencé a escribir por las noches, muchas veces tenía que parar el trabajo porque las lágrimas que se atropellaban por salir de mis ojos me impedían ver con claridad. Al final supe del concurso de Plaza & Janés, envié el trabajo y ocupé un honroso lugar. Los publicaron y los primero comentarios de los críticos se resumió en una sola palabra: asombro. Era una de las primeras mujeres que se atrevía a denunciar descarnadamente eso tan terrible que vivía el lugar aquel.
– ¿Cuál ha sido la respuesta de tus lectores? 
– La mejor. Nunca esperé que tuviera tanta acogida en colegios, universidades, y ha sido objeto de tesis de algunos estudiantes, vale mencionar la de Lucía Ortiz, de Boston University, publicada en el libro Literatura y Diferencia, escritoras colombianas del siglo XX. Yo creo que todavía lo siguen comprando porque, además de ser una novela histórica y política, sigue actual como también sigue la situación del país. 
– ¿Qué tipo de satisfacción sientes al saber que tu libro ha sido leído por tantos y tantos colombianos? 
– La mejor. A veces me divierte que ocasionalmente el saludo que me brinde algún desconocido sea: ¿Cómo se cuentan los muertos?, otros conocidos me llaman por el nombre de la protagonista: Ocena Cayón. Es divertidísimo.
– ¿Por qué el título de ¡Los muertos no se cuentan así!?
– En el libro está claro en un pasaje en el que una mujer agorera a más no poder, que no deja contar a los muertos, pero yo pienso que la mejor explicación la dio María Teresa Herrán en su columna de la época: Gotas: “¡Los muertos no se cuentan así! Es el desmenuzado relato del dolor humano (en este caso por las masacres de Urabá) que nunca figura en las inexpresivas estadísticas. Mary Daza Le dio al título de su hermoso libro el grito de angustia que se merecen las víctimas de todos los noviembres, los meses y los días”.
– ¿Piensas hacer algo especial para celebrar las dos décadas de tu libro?
– Quizás una pequeña reunión con los amigos, escritores, periodistas, fervientes lectores. Seguramente no nos olvidaremos de brindar, con el respeto de un réquiem, por los muertos que no se han podido encontrar, ni contar.  
Portada del libro ¡Los muertos no se cuentan así! de Mary Daza Orozco

Fotos Presentación del libro ¡Los muertos no se cuentan así! De Mary Daza Orozco

El evento se llevó a cabo en el Salón Arhuaco del Hotel Sicarare con una asistencia de aproximadamente 150 personas.

Fue una tertulia literaria con escritores, poetas, pintores, en fin artistas, periodistas y amigos.

Presentación del libro Los muertos no se cuentan así de MARY DAZA OROZCO
Presentación del libro Los muertos no se cuentan así de MARY DAZA OROZCO
Presentación del libro Los muertos no se cuentan así de MARY DAZA OROZCO
Presentación del libro Los muertos no se cuentan así de MARY DAZA OROZCO
Presentación del libro Los muertos no se cuentan así de MARY DAZA OROZCO
Presentación del libro Los muertos no se cuentan así de MARY DAZA OROZCO

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