Por: Pedro Escribano / Tomado de La República / Perú.
Escritor francés, invitado a la FIL de Lima para presentar su libro que ganó el premio Goncourt 2010 y que trata sobre el atentado que acabó con Reinhard Heydrich, «El carnicero de Praga», jefe de la Gestapo.
-Sobre Reinhard Heydrich, el “Carnicero de Praga”, se ha escrito mucho, ¿qué lo motivó insistir con el tema?
-Yo quería contar la historia del atentado al principio, no había anticipado que la versión final de mi libro estaría tan relacionada a la carrera de Heydrich; pero en ambos casos, en el atentado y en la carrera de Heydrich, estamos hablando de una historia que no era muy conocida en Francia. Yo me imagino, si fuera director de teatro, me interesaría hacer una obra sobre Shakespeare, Hamlet, aunque haya cientos de obras sobre ellos. Yo tenía ganas de contar mi historia de esta historia.
-Se ha documentado en tanto novela histórica, basada más en la historia que en la literatura; ¿halló algo nuevo en la investigación?
-No creo que mi novela sea revolucionaria en ese sentido, no creo que brinde información inédita sobre el atentado. Digamos que la novedad es más que todo en cómo está estructurada, en cómo está arreglada la novela. Por definición, yo no he inventado nada. Por otro lado, no soy historiador aunque he sido un poco de historiador amateur; por ejemplo, no he ido a buscar información en los archivos. La información que doy es generalmente de segunda mano que encontré en otros libros.
-Para usted la historia no se ficciona, ¿pero su libro es una novela?
-Sí, pero por eso uno de los capítulos más cortos del libro dice: “creo que empiezo a entender, creo que he hecho una infranovela; es decir, al utilizar este término –de infranovela– quiero señalar que esto es un relato que se parece a una novela, pero que se detiene en esa parte que define a una novela que es la ficción. De todas maneras yo descubrí luego que los estadounidenses tenían una categoría para esto y que ellos llaman novela de no ficción. A menudo se relaciona novela con ficción, demasiado, y literatura no necesariamente equivale a novela, y novela no necesariamente equivale a ficción, y ficción no necesariamente equivale a literatura. Mi libro, para resumirlo, es una novela que rechaza la ficción.
-Algunos escritores que escriben novela histórica, suelen argumentar que donde no llega el historiador llega el novelista.
-No, creo que es algo fácil, es como una especie de pereza en realidad: no sabemos, entonces inventamos. No, así no es, si no sabemos se investiga; se sigue investigando; si no, nos arreglamos con la información que tenemos. En la escena de la cripta, por ejemplo, la escena final, para Claude Lanzmann, el realizador de El Holocausto, a quien le gustó mucho mi libro, le gustó que yo sea fiel con la historia y dijo en la radio: obviamente la escena de la cripta está inventada, es normal, es una novela; pero es mentira, yo no inventé nada de la escena de la cripta, he reconstruido minuto a minuto durante años lo que ocurrió en realidad, y gracias a los testimonios pude conocer a gente que estuvo ahí. Hay que trabajar cuando queremos reconstruir la historia, me parece que es demasiado fácil inventar.
-¿Cómo va a seguir como escritor si desconfía de la ficción?
-Es que la literatura no se limita a la ficción, yo creo que la literatura es la herramienta más poderosa del mundo. La literatura permite tener resultados fantásticos, no hay nada más seductor que la literatura, por eso hay que desconfiar.
-Vargas Llosa saludó su libro. En La fiesta del Chivo aborda el atentado de Leonidas Trujillo, y, sí, él sí ficciona ese atentado.
-Sí claro, lo que es válido para HHhH no necesariamente va a ser válido para aplicarse a todas las novelas o a todos los eventos históricos. Por ejemplo, a mí me encanta El general en su laberinto de Gabriel García Márquez, que cuenta los últimos días de Simón Bolívar, una novela muy crepuscular, muy poética, magnífica, y me imagino que tiene mucha ficción también, pero depende de lo que planteamos en una novela. En mi nueva novela sí, me divierto modificando la realidad; inclusive cambié eventos históricos, como Tarantino en Bastardos sin gloria, que mata a Hitler en un cine de Francia en 1943. A mí me parece interesante modificar, torcer un poco la historia hasta que se rompe.
-¿Todavía tiene resistencia a escribir diálogos?
-Ya no, en mi nuevo libro, La séptima función del lenguaje, me dediqué mucho a escribir diálogos de gente que ha existido. Tomé citas de estos personaje, los saqué de su contexto y los acomodé en diálogos. Para HHhH lo importante era no traicionar la historia. En mi último libro ¿cuál es el juego? Justamente es traicionar, inventar.
-¿El personaje de su nueva novela es real o es ficticio?
En este caso, una mezcla de los dos. Es una novela policial en la que dos personajes principales son investigadores ficticios que van a interactuar con personajes que sí han existido como Michel Foucault, Umberto Eco y otros. Cuenta una historia en la que Roland Barthes ha sido asesinado.
-Algunos críticos reprochan porque, dicen, el autor interrumpe mucho la narración.
-Depende de gustos. A mí es lo que me gusta en la novela de otros, Kundera, por ejemplo. A mí me gusta que haya este nivel de metanovela, de otra manera me aburre un poco. Si es simplemente para que me cuente una historia, prefiero ir al cine.
-¿No hay una intención moral?
-No, yo creo que para nada, el hecho de que los nazis sean los malos de la historia, todo el mundo está de acuerdo, y no es lo que yo quiero demostrar. Lo que quiero contar es un acto de resistencia extraordinario, que es la única vez en toda la Segunda Guerra donde un jefe nazi de tal importancia es asesinado. Eso es lo que me fascina a mí, incluso el tema del mal, aunque, claro, Heydrich, resalta. Pero yo no puedo negar que mi libro es un libro sobre el nazismo, más por su dimensión histórica que por la dimensión moral, espero que todo el mundo lo tenga bien claro.
-¿Los paracaidistas que ejecutaron el atentado podrían ser héroes de otra novela?
-Por supuesto, va a haber una adaptación para una película en Hollywood, yo quería ser fiel a la novela histórica, yo tenía más información de Heydrich que de los paracaidistas, no pude darles el lugar que quise darles. En la película tendrán más libertad.
-¿Qué vecindad tiene con la literatura peruana, sudamericana?
-Conozco a Roberto Bolaños, García Márquez, Borges, Cortázar, entre otros. Hay una exposición muy bonita ahora en Francia que se llama “El Inca y el conquistador” y acabo de descubrir la historia de Atahualpa y Pizarro; es extraordinario: Vi la exposición y me dio ganas de hacer algo, las guerras entre pizarristas y almagristas, sus muertes.
-¿En sus adentros acaso incuba un historiador?
-Sí, amateur, debutante. Pero no soy un historiador realmente sino un amateur, pero me encanta la historia. Esta historia de Pizarro y Atahualpa me fascinó en todos los niveles, dramático, novelesco, lleno de acción.
-¿Puede caer en la tentación de hacer una novela?
-Sí, de hecho ya ha habido novelas.
-Que la escriba usted…
-Más que todo pienso en un guión. Leí que el historiador José Antonio del Busto ha escrito “No somos ni vencedores ni vencidos, somos herederos de los vencedores y vencidos”, a mí me parece magnífica esta frase. En esta historia, de Atahualpa y Pizarro, hay todo lo que me interesa realmente, es apasionante, tiene una dimensión que me hace soñar.