Desde un lugar sin nombre: Los bárbaros y las personas

Regresa el escritor costarricense, Álvaro Mata Guillé*, con su habitual columna “Desde un lugar sin nombre” en la que reflexiona sobre la cultura, la literatura, el periodismo, la sociedad y lo que atañe al comportamiento del ser humano.

Hoy, Mata Guillé nos habla de los bárbaros y las personas.

«Nuestro nivel de barbarie o de civilización se mide por cómo percibimos y acogemos a los que son diferentes a nosotros. Los bárbaros son los que consideran que los otros proceden de una humanidad inferior y merecen ser tratados con desprecio o condescendencia porque no se parecen a ellos. Ser civilizado no significa haber hecho estudios superiores, o haber leído muchos libros, y por lo tanto poseer un gran saber. Todos sabemos que esos conocimientos no impidieron acciones totalmente bárbaras. Ser civilizado significa ser capaz de reconocer plenamente la humanidad de los demás, aunque sus rostros y sus costumbres sean diferentes de las nuestras, y saber también ponerse en su lugar para vernos a nosotros mismos desde fuera.»

(Los enemigos íntimos de la democracia.
Tzvetan Todorov)

Agreguemos:

¿En dónde, en qué lugar, nace nuestro afán por excluir, someter, torturar, exterminar? ¿Lo produce el conjunto de significados que ordenan nuestra cultura, es genético? ¿Lo produce la filosofía, la poesía, la religión? 

La barbarie no sólo es el proceder de los que excluyen, torturan, someten, asesinan; la barbarie es la consecuencia natural de toda sociedad fallida.

No importa. Los parámetros sociales determinan cómo convivimos, cómo nos miramos y vemos al otro; cómo nos relacionamos con nuestra intimidad y la de los demás. La condición de cada uno a partir de su pensamiento, las preferencias o los gustos, la posibilidad de ser distinto, es el basamento de lo democrático, es lo que nos constituye como sociedad plural. Lo democrático, lo plural no es una condición jurídica, religiosa o teórica, es una condición de la existencia que consiste en que cada persona pueda ser ella, estar y convivir; que lo íntimo, lo particular, pueda manifestarse y permita que nuestra propia voz sea una voz y tengamos un rostro. Estas condiciones, que son la base de toda sociedad plural, de lo democrático emergiendo de la existencia y del reconocimiento de nuestras particularidades, es lo que hace también que podamos ser personas, de tal suerte, que el reconocernos diferentes, permite que el otro también lo sea, que sea distinto: que el yo, el vos, el tú, usted, sean posibles, que podamos subsistir, pues lo democrático, lo plural, no sólo compete a la convivencia social, conlleva además, en sí misma, la posibilidad de permanecer, de sobrevivir. Como consecuencia de estos estamentos de lo plural, de la persona, de una cultura basada en lo particular y lo diferente como posibles, hay que señalar que:

– No es democrático quien excluye al otro por su piel, su condición social o género, por disentir o porque sea simplemente distinto. El que lo hace es un déspota, un torturador, un verdugo.

-No es democrático quien hace del Estado un apéndice de sus intereses, apetitos o negocios. El que lo hace es un corrupto, un mezquino, un delincuente.

-No es democrático quien miente, manipula, coacciona sin sonrojo; aquel que justifica el fin sin importar los medios. El que lo hace es un demagogo, un sociópata, un perverso.

Cuando se debilitan las instituciones sociales y dejamos de creer en ellas, cuando se vacían los referentes y la persona deja de ser persona convertida en cosa, en enemigo, en ideología, en abstracción o número, que reaparezca el fundamentalismo, la demagogia, la perversión como derroteros culturales, no es extraño, como tampoco debe sorprendernos entonces que el odio, la inquina, la sospecha, el exterminio se conviertan en los nuevos referentes. La barbarie no sólo es el proceder de los que excluyen, torturan, someten, asesinan; la barbarie es la consecuencia natural de toda sociedad fallida.

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ÁLVARO MATA GUILLÉ

*ÁLVARO MATA GUILLÉ.

Poeta, ensayista, gestor cultural, dramaturgo. Coordinador general del Corredor cultural Transpoesía. Leer más AQUÍ
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